Homenaje a Pichon-Rivière

Woody Allen siempre fue furor en la Argentina. A Messi lo psicoanalizamos entre todos. ¡Claro que nuestro apego y saber psicológico no es casual! Tuvimos en el país grandes pioneros del psicoanálisis y de la psiquiatría. Pero muy pocas películas se ocuparon de ellos. Pero El Francesito vino a hacer justicia. Por dos razones. La primera es que toma a un revolucionario de la psiquis. El que demolió el mito del psiquiatra o psicoanalista estilo «esfinge griega», mudo y distante. El que le dio nombre e individualidad a cada loco del Borda. Pichon-Rivière, justamente el Francesito, fue el «hermano» de Favaloro. Humanista y científico. Llegó de niño de Ginebra directo a la selva del chaco santafecina. Su segundo idioma después del francés fue el guaraní. Familia de plantadores de algodón y tabaco. Río, langostas, chamanes. Más tarde en Goya, pibito atorrante y futbolero. En Rosario estudios. La noche, marginalidad, arte. Resultado: Pichon-Rivière. Todo su bagaje de vida y ciencia lo amalgamó. Cultura guaraní, Freud, fútbol. Abrió la puerta de calle a la psiquiatría y al psicoanálisis para que entre lo social. Y la segunda razón para ver este film que dirige Miguel Kohan, psicoanalista y director de cine, es la poesía de sus imágenes, sus originales recursos dramáticos, su entretenimiento y emoción, y sus valiosos y reveladores testimonios. Woody, ¿no serás argentino che?

Fuente: La Nación

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