El 2×1 sacude la grieta

La polémica del 2×1 sacudió la estantería de la grieta. Entrenados en el alineamiento automático, apoltronados en la lógica del ubicarse en el «a favor» o «en contra», el controvertido fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sumergió a propios y extraños en el enojo, la perplejidad y el desconcierto.

La decisión de tres de los cinco miembros de la SCJN de acortar la pena a un represor condenado por delitos de lesa humanidad beneficiándolo con una ley que no está en vigencia, produjo conmoción y desquició a los algoritmos que organizan los encuadramientos políticos en estos tiempos de polarización.

La andanada no se hizo esperar. La inmediata reacción de la presidente de Abuelas, Estela de Carlotto, quien definió al fallo como «abominable» y mandó a Elena Highton de Nolasco a «poner un kiosco y vender golosinas» y acusó directamente al Gobierno de impulsar la decisión y de «ahora querer fusilarnos a todos», fue sólo el comienzo.

Sergio Massa dijo que recurrirá a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y advirtió que su bloque pedirá el juicio político para los jueces y los camaristas que modifiquen sentencias aplicando el beneficio.

Luego de su comentado y todavía críptico «me excluyo», CFK argumentó que no irá a Inglaterra, adonde estaba invitada por la Oxford Union Society, porque se la necesita en el país para enfrentar este tema. En la misma pieza argumental, la ex Presidente cometió un traspié al sostener que en su Gobierno esto «no hubiera ocurrido». A confesión de parte, relevo de prueba.

El oficialismo reaccionó condenando el fallo Muiña. Salieron rápido a obturar las acusaciones y curarse en salud. El primero fue Germán Garavano, para el ministro la aplicación del 2×1 «no es buena en ningún escenario» y calificó a esa ley como «uno de los peores engendros que se ha hecho en materia de política criminal». Reforzó el jefe de gabinete Marcos Peña: «Consideramos que el 2×1 es un símbolo de impunidad, muy especialmente en los casos de delitos de lesa humanidad» y abogó por que el fallo de la Corte sea de aplicación restrictiva.

Probablemente uno de los argumentos más contundentes sea el esgrimido por Victoria Donda, nacida en la ESMA, cuyos padres continúan desaparecidos y quien recién recuperó su identidad en 2004. Para la legisladora es realmente revulsivo e inaplicable el beneficio cuando los efectos de los delitos todavía continúan.

Desde una lectura aún más política, Juan Cabadié lo califica como un «indulto encubierto». Miles de personas desaparecidas y cientos de bebés paridos en cautiverios que hoy son hombres y mujeres que viven bajo identidades fraguadas sin conocer las bondades de la verdad.

El temor a un efecto dominó quedó confirmado con los inmediatos requerimientos de la defensa de otros condenados. El denominado «partero de la ESMA», el ex médico de la Armada Jorge Luis Magnacco, pidió a través del defensor oficial que se lo deje en libertad condicional. El hombre que ayudó a venir al mundo a los bebés de detenidas desaparecidas que luego fueron entregados y apropiados pretende volver a casa como si nada hubiera ocurrido. Ya probó el beneficio de la prisión domiciliaria al que no tardó en violar por una salida al shopping.

Que los fallos de la Corte sienten jurisprudencia no quiere decir que sean obligatorios para los tribunales inferiores en otros casos. La resistencia ha comenzado a manifestarse. El Tribunal Oral Federal 5 rechazó de inmediato la presentación del coronel retirado Héctor Salvador Girbone, quien cumple condena por ser el entregador del nieto recuperado Pablo Gaona Miranda. La misma suerte corrió el pedido del «partero del horror», cuya causa todavía está en juicio y para quien las querellas y la fiscalía pidieron reclusión perpetua. En Mendoza, TDF 2 también se expresó en contra de un pedido de excarcelación de la defensa del ex comisario Norberto Mercado, aún bajo proceso.

El fallo dividido del máximo tribunal expone contradicciones insalvables. La más revulsiva es la de la jueza Highton, quien en su momento supo expresarse en contra de la aplicación de esta ley. Ahora fue su voto el que volcó la decisión.

En las redes y en la calle, donde las primerean las urgencias que pasan por la inflación, el desempleo y la inseguridad, el debate tuvo su repercusión. Desde un taxista que pegó un cartel compartiendo un sentimiento: «Tengo miedo, Astiz puede subir a mi auto» hasta una carnicería de El Bolsón que plantó en la pizarra de precios una saludable bajada de línea: «no al 2×1».

Fuente: Infobae.com   Mónica Gutierrez

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