La corrupción K y Venezuela son caras de una misma moneda

A pocos días de la definición de las PASO, luego de las cuales quedarán conformadas las listas de futuros legisladores que integrarán el Congreso Nacional, lo actuado en el caso Julio de Vido dejó como saldo que, más allá del debate en Diputados, la Justicia es hoy en Argentina, en temas de corrupción, garante de impunidad.

Venezuela y la corrupción son caras de una misma moneda, ambos temas debiesen figurar con contundencia en el discurso de quienes pretenden representar la voluntad popular. Por las vidas que la corrupción se viene cobrando en Argentina y Venezuela, ninguno de los dos temas deberían utilizarse con especulación electoral. Es una buena oportunidad para que, luego del 13 de agosto, conformadas las listas finales rumbo a octubre, los candidatos coincidan en una unánime postura de rechazo y compromiso de trabajo, para demostrar así que el recambio político quiere avanzar en serio y no para la tribuna sobre este tema. Un equipo de estudio que dirige el ex diputado nacional Juan Carlos Vega ha estudiado el costo económico de la corrupción en Argentina. El costo directo es 1.800 millones de dólares anuales; el indirecto lo triplica.

Si se tiene en claro que se debe buscar un compromiso para el futuro, porque el pasado nos llevó a este presente, no debería ser tan difícil debatir y acordar sobre temas sustanciales. Si se trata el tema previsional, aparecerá una de las caras más tristes de la pobreza: 53% (tres millones) de nuestros mayores percibe el haber mínimo (6.400 pesos), otro 20% fluctúa entre 6.400 y 9.000 pesos. La canasta básica, con gastos de vivienda, excede los 16 mil pesos. El hambre y la pobreza se ensañan con nuestros abuelos.

Me decía el ombudsman Eugenio Semino: «Hoy la jubilación actúa en nuestros abuelos como un rifle sanitario: el que tenía un autito ya no lo puede mantener, el que tenía un ahorro lo destina a remedios por el recorte del PAMI, y a comer en lo posible los 30 días». No sólo cuando visitó nuestro país Christine Lagarde, con el cuaderno de deberes a cumplir, entre los que está el tema jubilatorio, sino que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) va en el mismo sentido, y el Gobierno empieza a tantear reacciones con una de las variables exigidas: aumentar la edad jubilatoria.

Qué bueno sería que los candidatos debatieran sobre este tema y presentaran alternativas. Si se extiende la edad jubilatoria, que tapona el acceso de los jóvenes al trabajo, ¿cómo se resuelve la desocupación de estos, hoy situada en un 30%? Sería bueno un debate antes de reformar un ápice el tema previsional y proponer cómo blanquear el 40% del trabajo informal para que aporte como corresponde.

Me recordaba Semino que las leyes previsionales vigentes son las que impuso, en la nefasta década del noventa, el entonces ministro de economía Domingo Cavallo. Dado que ningún candidato se sacaría una foto con él, ¿no sería más productivo, en vez de evitarlo, cambiar las leyes por él establecidas?

Ya que nos referimos a la década del noventa, es bueno recordar que en aquel momento el negocio con la plata de los jubilados y los pensionados lo hacían los bancos, luego lo hicieron y lo hacen los gobiernos de turno. Los distintos titulares de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), desde Sergio Massa hasta Emilio Basavilbaso, le prestaron plata al gobierno. Me decía Semino: «Es como prestar dinero y no dar de comer a los hijos».

Otro de los temas que debiesen debatir los futuros legisladores es sobre la política de ciencia y técnica que intenta llevar adelante el gobierno nacional. Este sector sin lugar a dudas es el de mayor valor agregado que tiene Argentina, especialmente si nos referimos al INVAP y su proyecto Arsat. Decía la semana pasada que ningún país produce ciencia para un tercero, porque en ella está su valor agregado. En la carta de intención que firmó el gobierno con Hughes, cuya conformación societaria a la hora de aportes a campañas presidenciales a cambio de posicionamientos comerciales, deja mucho que desear, figura que, de los 230 millones de dólares, aportaría 50 millones de dólares. ¿Qué necesidad existe entonces para este asociativismo cuando el Arsat es superavitario? El Arsat 1 dejó un ganancia de 80 millones dólares y el Arsat 2, 110 millones de dólares. Y mucho más si tenemos en cuenta que Argentina, después de Estados Unidos, es el segundo país en el mundo que fabrica satélites exitosamente.

Si bien el asesor blanqueado Jaime Durán Barba aconsejó a los candidatos de Cambiemos no hablar de economía, esta, a través del malestar de la gente, le habla a los candidatos. Es verdad que hay sectores en recuperación económica, pero la inmensa mayoría no lo advierte en sus bolsillos. Mauricio Macri hace dos años ha decidido tener cuatro ministros de economía, incluido él. La decisión que tomó para disminuir la inflación, cosa que está ocurriendo, es el llamador de las altas tasas de interés que atraen inversiones golondrinas y paralizan cualquier inversión genuina. Esta receta ya utilizada en la historia económica argentina no cura la enfermedad, los argentinos lo sabemos: la pospone. El plan económico no estuvo inicialmente y no se insinúa. Octubre puede esconder medidas no gratas o vacío de medidas.

Otro tema sobre el que podrían debatir e intentar acordar los candidatos es el narcotráfico. Sería muy interesante que leyesen el libro de Juan Gabriel Tokatlian, Qué hacer con las drogas, y observasen con atención, como lo está haciendo el mundo, la experiencia política que se está llevando a cabo en Uruguay. Me recordaba el doctor Tokatlian que la política del prohibicionismo, aplicada en el mundo desde 1908, demostró su claro fracaso, por eso es importante analizar, debatir alguna alternativa superadora.

Pedirles a los candidatos proyectos unificados hoy sería una revolución para la nueva política, pero de imposible cumplimiento. Sí se puede pretender ubicar los puntos de la agenda política para un pacto social, actualmente sin razones para evitar. Esto sí sería un cambio cualitativo a la hora de afrontar los problemas que tiene Argentina.

Fuente: Infobae.com   María Herminia Grande

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