La Justicia con Cristina y Macri: ¿oportunismo o fin de la impunidad?

Si escribimos «Cristina Kirchner» en Google, podemos encontrar una gran mayoría de titulares relacionados con las causas judiciales que enfrenta. Desde finales de su gobierno hasta ahora, las causas de corrupción que la involucran se aceleraron en Comodoro Py.

Algunos hablan del «fin de la impunidad», otros, de «oportunismo político». Queda fuera de discusión que es imprescindible que haya finalmente juicios y que la Justicia no someta sino que juzgue. Ahora bien, si queremos una Justicia completa, vale la pena viajar por el archivo de estos últimos 14 años e incluir al gobierno de Mauricio Macri para ver cuánto de independencia han tenido y tienen nuestros funcionarios judiciales en relación con el poder de turno.

Una gran referencia es viajar con la máquina del tiempo y preguntarnos qué pasó con las sospechas y las denuncias alrededor de la fortuna de Cristina y Néstor Kirchner. De 2004 a 2010, el patrimonio de Cristina y Néstor Kirchner fue objeto de denuncias al menos cuatro veces. En todas, la Justicia federal desestimó, sobreseyó o archivó en tiempo récord: menos de un año. Durante este período los Kirchner estuvieron en el poder.

Uno de los casos más llamativos en esa época fue la denuncia del abogado Ricardo Monner Sans sobre el incremento patrimonial del matrimonio presidencial de 2005 a 2007. El expediente se abrió en febrero de 2008 y dos meses después el magistrado lo archivó. Cuatro años más tarde, transformaron finalmente en sobreseimiento ese archivo.

El otro perdón exprés fue el tan conocido del juez Oyarbide. El 15 de julio de 2009, el abogado Enrique Piragini denunció un incremento patrimonial de los Kirchner del 158% sólo en 2008. Y el juez Oyarbide dictó el sobreseimiento cinco meses después, en diciembre de 2009.

Viajando con la máquina del tiempo a los últimos meses del 2015, en el gobierno de Cristina, vamos a encontrarnos con un panorama que empezó a ser diferente. Muchas de las causas en su contra avanzaron considerablemente en dos años o menos desde que se iniciaron. La mayoría relacionadas con irregularidades en su incremento patrimonial.

Uno de los ejemplos que más sobresale por la velocidad es el de la causa dólar futuro. En octubre de 2015, diputados de Cambiemos denunciaron a Cristina por manejos con la venta de dólar futuro. En mayo de 2016, fue procesada y en marzo de 2017, la causa fue elevada a juicio oral. Todo sucedió en menos de un año.

Los Sauces es otro caso para observar. En abril de 2015, Margarita Stolbizer denunció a Cristina y en abril de este año, fue procesada por asociación ilícita, negociaciones incompatibles y lavado de dinero. Dos años. Es decir, ya lejos de la presidencia y con encuestas electorales poco favorables comenzó a crecer su frente judicial.

Hasta el día de la fecha ha sido procesada en tres causas (dólar futuro, obra pública y Los Sauces) y fue llamada a indagatoria en dos (encubrimiento del atentado a la AMIA y Hotesur). En el caso de la de obra pública, vale aclarar que, a pesar de que la denuncia fue radicada en 2008, año en que Cristina era presidente, recién se reactivó en 2016, cuando ya el poder había cambiado de manos y el procesamiento llegó en menos de un año.

Otro aspecto a observar es que en varias de estas causas participaron los mismos funcionarios judiciales que la perdonaron fácilmente mientras estuvo en el poder. Entonces, volvemos a la pregunta inicial: ¿esto significa el fin de la impunidad o es oportunismo? Y más: ¿La Justicia empezó a investigar con rigor a todos sin importar el poder de turno? ¿Cuán cerca estamos de una Justicia completa altruista e independiente?

Una buena parte de las respuestas quizás resida en lo que suceda finalmente con Cristina Kirchner. Pero también en cómo se manejen los magistrados con el gobierno de Mauricio Macri. Parafraseando a Maquiavelo, «el tiempo es padre de la verdad».

Desde que asumió como presidente es incuestionable que la familia Macri es objeto de investigación. Hubo casi un centenar de denuncias, la gran mayoría fueron desestimadas y algunas se abrieron. Las que más trascendieron son Panama Papers, que en tiempo récord la transformaron en evasión impositiva. Y el escándalo del Correo, donde se investiga la condonación del Estado de una deuda millonaria a la empresa de la familia presidencial.

Apelando al ejercicio de la memoria reciente, vemos que estamos asistiendo al mismo proceso que Cristina, a las mismas patologías. Y no hay milagros para salir de esa matriz. Escapar de ella es el trabajo de la memoria y de la acción.

Entre el pasado y el futuro, podemos pensar que la Justicia está ante una oportunidad. Que todas las causas lleguen a juicio y declaren culpables o inocentes lo más pronto posible a los dos referentes políticos más importantes en este momento es imperioso para la república, para los ciudadanos. Para que los argentinos dejemos de pensar y decir que todo es una operación y Cristina y Macri son «víctimas de una persecución» o «corruptos». Y para que, en lugar de eso, empiece a haber mensajes claros de que la corrupción paga y las calumnias, también.

Fuente: Infobae.com     Catalina de Eía

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