Timerman negó una reunión secreta en Aleppo y luego quedó internado

Luego de declarar ayer frente al juez federal Claudio Bonadio y el fiscal Eduardo Taiano , en la causa en que se investiga el encubrimiento de los iraníes acusados de la voladura de la AMIA, el ex canciller kirchnerista Héctor Timerman sufrió una descompensación y quedó internado en el sanatorio Otamendi.

Aunque no respondió preguntas, en los tribunales de Comodoro Py presentó un escrito, en el que negó los hechos que se le imputan. Rechazó haber mantenido una reunión secreta en Aleppo y dijo que con el memorándum firmado con Irán su gobierno buscó salir del «punto muerto» en el que estaba la investigación del atentado.

Con un marcado deterioro de salud y dificultad para caminar, el ex funcionario llegó a los tribunales pasadas las 9.30 y se retiró al mediodía, con sus abogados Graciana Peñafort y Alejandro Rúa, quien también defiende a Cristina Kirchner en esta causa.

Timerman presentó un escrito de 160 páginas y, si bien la intención inicial era responder preguntas del juez y del fiscal, finalmente los abogados pidieron pasar a un cuarto intermedio y postergar la audiencia porque el ex canciller se mostró descompensado. Bonadio accedió a postergar la audiencia por el estado de salud de Timerman, quien permaneció más de dos horas en el juzgado. Pidió un vaso de agua y tiempo para recuperarse antes de retirarse con sus abogados en una camioneta blanca que lo esperaba en la puerta de Comodoro Py.

Tras retirarse, su abogada Peñafort se quejó de la indagatoria, a la que vinculó con el cronograma electoral. «Fue una tortura y una crueldad lo que hicieron hoy [por ayer]. Pedimos que declarara cuando todavía tenía fuerzas. Acaban de internar a Héctor Timerman», posteó en un tuit.

El ex canciller hizo algunas manifestaciones para defender su proceder, pero no pudo ser indagado. Según señalaron fuentes judiciales a LA NACION, Timerman negó todos los hechos y dijo que el único objetivo del memorándum fue solucionar la cuestión AMIA, ya que no había otro camino mientras Irán, por su legislación, se negara a extraditar a los imputados por el atentado.

Timerman, además, negó tajantemente haber tenido una reunión secreta en Aleppo con su par iraní, Alí Akbar Salehi, en 2012. Pollicita dio por probado ese encuentro y dijo que una vez establecido el canal y abiertas las negociaciones, siempre secretas, Timerman se volvió a reunir con el canciller iraní en Zurich, en 2013. Lo probó con un ticket del Hotel Marriott rendido como viático por un funcionario donde se señala: «Consumo bar hotel canciller iraní». Para probar que el memorándum buscaba levantar los pedidos de captura e inventar una versión alternativa, el fiscal dijo que, tras el pacto, Timerman y Alí Akbar Salehi enviaron una carta a Interpol en la que decían que las circulares rojas eran objeto de negociación política.

«Lo que se explicó es que la causa AMIA desde 1994 no podía salir del punto muerto en el que estaba por una triple dificultad: por un lado, que las autoridades judiciales argentinas se negaron a juzgar en ausencia; por otro, que la legislación iraní no permite la extradición de sus ciudadanos, y, en tercer lugar, que Interpol siempre dijo que sus circulares rojas no obligaban a la detención de los imputados», señaló a LA NACION la defensa de Timerman.

El ex canciller apuntó al rol del fiscal Alberto Nisman, al señalar que «la secretaria general de la Interpol fue autorizada por las autoridades iraníes y por el fiscal de la UFI AMIA a desarrollar una diplomacia de acercamiento de las partes».

«Interpol propuso distintas vías, incluido el memorándum, y todas contaron con el respaldo del juez para ser exploradas», agregó la defensa de Timerman. Y aseguró que «no hubo ningún cambio de política» entre las presidencias de Néstor y Cristina Kirchner en lo referido al caso AMIA.

La causa que investiga Bonadio se originó en la denuncia que el fiscal Nisman radicó cuatro días antes de morir, un expediente que se unificó con otro que se tramitaba en el mismo juzgado por «traición a la patria». En la hipótesis de Nisman, Cristina firmó el pacto con Irán para que Interpol diera de baja las circulares rojas con las que la justicia nacional pidió la captura de media docena de ex funcionarios iraníes acusados de volar la AMIA. A cambio, se restablecerían las relaciones comerciales y la Argentina vendería granos y compraría petróleo.

Fuente: La Nación

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