Gradualismo económico: ¿es táctica o estrategia?

Los ecos de la conferencia de prensa económica del 28 de diciembre siguen sintiéndose en enero con la volatilidad del dólar, que puede subir y bajar en un día lo que las Lebac generan de intereses en un mes. Y podrán sentirse aún en marzo durante las paritarias testigo como la de los docentes. ¿Por qué el Gobierno decidió incentivar una mayor expectativa de inflación comunicando el “relajamiento” de sus metas como si fuera una buena noticia? ¿Creerá que es una buena noticia y, como sostuvo el secretario de Industria y Servicios del Ministerio de la Producción, Martín Etchegoyen, quien declaró: “El cambio de las metas de inflación va a producir más crecimiento”? ¿O ex post se asignan explicaciones razonables a errores del equipo de comunicación o a impulsos del momento del Presidente junto a luchas de egos propias de las internas de cualquier gobierno? ¿Realmente llegaron a la conclusión de que se crecerá más con más inflación?

Después de alcanzar un crecimiento cercano al 5% en el último trimestre, no pareciera haber necesidad de mayor crecimiento en mentes que siempre se declararon maratonistas porque prefieren regular un ritmo que pueda ser mantenido constantemente. Un crecimiento mayor hasta podría recalentar la economía. Pero se escucharon voces que sostenían que el Gobierno tiene nuevos datos que indican que el crecimiento se viene desacelerando y este “relajamiento” buscaría volver a darle velocidad para que dure no solo durante todo 2018 sino también 2019, el año de la reelección.

Para Macri y Marcos Peña, la economía es una práctica y no una teoría

Asumiendo que el elogio a una mayor inflación del secretario del Ministerio de la Producción no fue una excusa para disimular que no se hayan podido alcanzar las metas de inflación, cabría preguntarse si el gradualismo económico, justificado en que se reducía progresivamente el déficit fiscal y su consecuente inflación no con la velocidad que el Gobierno querría sino con la que podía para no producir traumatismos en el tejido social, pasó a otro estadio. ¿Dejó de ser una táctica para ganar la fundacional elección de primer medio término este 2017 para convertirse en una estrategia permanente para 2019, 2021 y 2023?

Pregunta que tácitamente incluye: ¿qué es ideológicamente Cambiemos? Más aún teniendo en cuenta que en otros ámbitos no es gradualista porque, en un gesto muy simbólico, acaba de anunciar el ascenso del gendarme sobre quien los organismos de derechos humanos tenían mayores sospechas de vinculación directa con la inicial desaparición de Santiago Maldonado. O sea, determinación no le falta.

¿Será que las encuestas le indican que cada vez más gente pide mano dura y en ese terreno de la seguridad hay más rédito que costo político en mostrarse no gradualista, mientras que en la economía no hay una clara mayoría social en ningún sentido y el Gobierno es electoralista más que gradualista y, como si se tratara de un producto de consumo masivo, principalmente les preocupa el customer satisfaction en este caso de los futuros votantes?

Cambiemos aún no mostró, quizás aún tampoco sintetizó, su ideología. Personalmente, creo que la económica y políticamente costosa conferencia de prensa con los anuncios del 28 de diciembre obedeció más a la expresión de una nueva batalla en la interna del Gobierno que se va consumiendo a todos los economistas con convicciones sólidas de uno u otro signo: Prat-Gay, Melconian y ahora avanza sobre Sturzenegger. La necesidad de reducir la economía a una práctica y no una teoría parece alinear los intereses del Presidente y su jefe de Gabinete, aunque por causas diferentes.

Probablemente, a Macri no le preocupe ser autoconsciente de cómo se vertebran sus ideas, pero los periodistas, como los historiadores, somos “policías de ideas” y buscamos siempre establecer leyes que expliquen los cambios. En La ficción de la narrativa: ensayos sobre historia, literatura y teoría, Hayden White escribió que “el conocimiento histórico es el autoconocimiento humano, específicamente el conocimiento de cómo los seres humanos se hicieron a sí mismos a través del conocimiento de sí mismos y llegaron a conocerse en el proceso de hacerse”. Toda historia es historia del pensamiento y el estudio de la mente de los seres humanos que construyen su cultura. No hay cultura sin poesía, y Aristóteles decía que la historia sin poesía es inerte, como la poesía sin historia es insulsa.

Un gobierno ecléctico, pragmático, empírico y heterodoxo

La historia en su figuración es anacrónica porque los acontecimientos posteriores alteran el significado de los anteriores como una forma de causalidad invertida. Se elige un pasado que sea correspondiente al presente: la Revolución Francesa no tendría la importancia que tiene si el Eje les hubiera ganado a los Aliados la Segunda Guerra Mundial o la ex Unión Soviética hubiera triunfado sobre Estados Unidos y la democracia no hubiera podido extenderse a todo el mundo.

A esa correspondencia retrospectiva de la historia le cabe ahora, a partir de la recontextualización que produjo la conferencia de prensa del 28 de diciembre, resignificar las ideas económicas iniciales de Cambiemos en 2015. Y proyectar cómo 2019 resignificará el presente, al modo de la famosa frase de San Agustín: “La sombra de lo venidero”.

La sombra del venidero Macri es la que tratan de apreciar los mercados, cuyo objetivo es siempre adelantarse al tiempo. De ser cierto que nos encontramos frente a un gobierno ecléctico, pragmático, empírico y heterodoxo, a lo que los mercados deberían prestar atención es a la opinión pública, porque finalmente Macri siempre estaría dispuesto a corregir sus ideas si no se adecuan a los deseos de los votantes (lo que algunos críticos calificaron peyorativamente como populismo de derecha) y a despedir o limitar a cualquier funcionario con ideas propias.

Fuente: Perfil.com    Jorge Fontevecchia

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