El futuro económico que imagina Macri

El populismo infectó todo, pero lo vamos a revertir». La frase se le escuchó al Presidente en una reunión que tuvo con su mesa chica. Cansado de la melancolía del tango y con un tono particularmente optimista, hizo un paralelo entre la visión externa y la local. «Afuera nos ven como una apuesta segura y acá se critica hasta el aeropuerto de El Palomar. Es una minoría intensa, pero minoría al fin que siempre está buscando ver lo negativo. Los argentinos saben que el avión estaba a punto de chocar y ahora levanta vuelo», aseguró a sus allegados en su oficina en la quinta de Olivos.

La agenda económica no lo desvela. «Es imposible ser negativos con todas las oportunidades que existen. Al modelo australiano no se llega en dos años, pero se llega. Solo hay que tener paciencia», afirmó.

Su diagnóstico tiene varios fundamentos. «Somos unos bendecidos. El mundo demanda energía eólica y tenemos los mejores vientos en la Patagonia. Se busca litio y nuestra puna tiene todo para crecer. La producción de shale gas y de energía solar sigue avanzando y el turismo será sin dudas la gran locomotora del país», azuzó ante la mirada escéptica de sus convidados. «La economía real girará sobre estos ejes y no sobre los que mueven hoy la agenda de los medios», graficó a sus interlocutores.

Varios números son los que -según su equipo- validan sus hipótesis. El litio ya atrajo inversiones por US$ 1500 millones, con las que se apunta a más que triplicar la producción actual, de 40.000 toneladas anuales. Existen dos emprendimientos en producción y la Argentina puede llegar hasta 130.000 toneladas al año si se avanza en las iniciativas que están en desarrollo.

En energía la apuesta es clara. A partir de la aprobación de la ley de energías renovables en 2015 se estableció que para 2018 el 8% del total del consumo de energía deberá ser producido a partir de fuentes renovables. En 2025 ese número tiene que ascender al 20 por ciento. En la oferta de ciclo combinado se recibieron seis veces más propuestas de las buscadas. En el segmento de renovables también buscarán multiplicar los proyectos de inversión.

«El turismo será nuestra principal locomotora. Las cataratas, el glaciar, el vino y hasta la mejor forma de llegar a la Antártida que es vía Ushuaia los tiene la Argentina», se entusiasmó en otro encuentro en Olivos.

Los datos del ministro de Turismo, Gustavo Santos, están en esa línea. Según el funcionario, ampliar la cantidad de vuelos y destinos para viajar desde el país será clave para impulsar la llegada de visitantes y pasar de los 6,6 millones de extranjeros que llegaron en 2017 a 9 millones en 2020.

«No puedo creer que se pongan palos en la rueda a El Palomar cuando claramente mejorará la economía de toda la zona y de varias localidades del país. Además ya fue utilizado varias veces cuando se reparó Aeroparque», graficó a sus allegados.

Hay otro debate que lo tiene cansado y que asegura que ya debería haberse cerrado. «El modelo de estar aislados del mundo nos dejó al borde del abismo y ya no habrá marcha atrás. Pero para ello es necesario terminar con cierta dosis de corrección política», les dijo a sus allegados.

Un caso concreto es el de la ropa. «Nadie quiere abrir las importaciones, pero en 2017 se compró el doble en Chile de lo que llegó por la vía formal», describió. El ensamblaje de celulares en Tierra del Fuego es otro de los ejemplos que se escuchan en el Gobierno de manera recurrente. Los funcionarios creen que multiplicar el turismo en la zona será mucho más rentable que apostar a la idea K.

También está el caso de los cuestionamientos por los niveles de deuda. «Quienes critican la emisión de deuda son los primeros en reclamar ante cualquier recorte que se hace en el Estado. La caja es una sola, pero es imprescindible entender que hay cuestiones que debemos cambiar si queremos escapar de la economía pendular», se le escuchó decir. «El endeudamiento tendrá límite, pero también el gasto, y eso hay que saberlo», subrayó en su encuentro en Olivos.

El dólar está en su agenda, pero no de la manera que la mayoría piensa. «El peso se va a apreciar. Si no fuera por el turismo emisivo y por las importaciones de maquinaria, hoy el dólar estaría mucho más bajo», graficó a sus allegados. De esto toman nota en el Banco Central, donde las metas de inflación ya tienen un norte más cercano al de los analistas y el ingreso y la salida de divisas se monitorean a diario.

El aumento de tarifas también está bajo su lupa. «La luz, el gas y el agua estaban muy lejos de lo que cuestan en el mundo. Hoy estamos más cerca de Chile, Uruguay y Brasil, pero sé del esfuerzo que eso genera. Lamentablemente, era imprescindible», le comentó a uno de los dirigentes de mejor llegada.

Así como el turismo, el litio, la energía solar y la renovable serán parte de sus apuestas, hay otra generación a la que buscará darle protagonismo: la de los emprendedores. Está convencido de que serán quienes reemplacen a la vieja camada que supo hacer negocios con el Estado.

De la ciencia también tiene su diagnóstico. «Hay científicos que investigan para conocimiento de la sociedad y otros que lo hacen para satisfacer su curiosidad a costa del contribuyente». La frase se la escuchó a uno de sus ministros. Es justamente ese funcionario el que aseguró que la prioridad del Estado girará en torno a conseguir nuevas patentes y lograr avances en materia de salud que sirvan a la población. En la actividad privada su principal objetivo será que «todos cambien el chip». Así se refiere a las mesas de productividad que se potenciarán en los próximos meses y en las que la de madera fue un caso testigo al que se sentaron todas las partes.

Pero hay un gremio que siempre escapa a la mesa: camioneros. «Hay que entender que la logística argentina no puede ser la más cara de toda América del Sur porque se pierden puestos de trabajo y empresas. Eso tiene que cambiar», dijo. De la situación judicial de Hugo Moyano suele subrayar que la Justicia y la Unidad de Investigación Financiera (UIF) son entes independientes y que muchas veces se intenta confundir con lo que ocurría en la década anterior.

La situación de vivir aislados «demostró que nos fue para el demonio» y por eso la reforma laboral aparece como otra de las prioridades para ser competitivos en el mundo.

En el Gobierno sostienen que es el kirchnerismo el que intenta asociarla con la flexibilización y que el objetivo es competir con los grandes mercados del mundo en la nueva generación de puestos. «No se puede pelear con condiciones que retroceden 30 o 40 años».

«El paradigma del empleo cambió en todo el mundo. Acá hay que pensar el modelo para generar trabajo para la gente porque tenemos que cuidarnos entre nosotros», se le escuchó decir. Y agregó: «Los delegados de izquierda son autodestructivos. Matan a la gallina de los huevos de oro. El caso de Pepsico fue emblemático».

La idea de los decretos de necesidad y urgencia como mecanismo de gestión aseguran en el Gobierno que será la excepción. «Necesitamos terminar con decretos del gobierno militar que no tenían sentido alguno y avanzar también en la desburocratización de una buena vez», sumó otro de los integrantes del gabinete en el marco de una semana cargada de encuentros. La exportación de pollos es el caso paradigmático con el que ejemplifican: se necesitan 170 trámites antes de cruzar las fronteras. En el medio existen 100 intermediarios que encarecen el proceso. «No queremos irritar al Congreso ni a nadie. Hay urgencia y por eso avanzamos. Pero se debe terminar con esa situación de una buena vez», concluyeron cerca del Presidente.

Fuente: La Nación    Jose Del Rio

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