El Central aceptó crear una nueva ancla para rescatar la meta de 15%

La intervención del Banco Central en el mercado cambiario dejó a la vista que la entidad procesó, en las últimas semanas, un silencioso debate interno sobre la poca eficacia que estaba logrando con sus instrumentos en el arranque de 2018.

Después de aplicar una baja nominal de la tasa de interés para alinearla con la meta de inflación anunciada en diciembre, el dólar comenzó un recorrido alcista que se potenció con la volatilidad externa. El mercado otra vez empezó a desconfiar de los objetivos del BCRA, que frenó el proceso de reducción de la tasa de referencia ante la evidencia de que los precios estaban guiándose por un vector distinto. El propio organismo monetario reconoció que en enero la fuerte suba de los precios mayoristas estaba potenciada por el tipo de cambio, cuya dinámica hasta el momento no se había planteado controlar.

Pero dentro del directorio que comanda Federico Sturzenegger empezaron a plantearse otras opciones, menos apegadas a la ortodoxia. El Central se enfrentó a la siguiente disyuntiva: atarse a su libreto, con la esperanza de que el dólar no se desboque hasta que llegue la liquidación de la cosecha, o intervenir para recuperar la chance de acercarse al target de 15%, aún a riesgo de que los analistas le achacaran otro golpe a su reputación por desviarse del régimen de metas y aplicar decisiones arbitrarias. Ganó la segunda opción.

Con las paritarias abiertas y el IPC de febrero en rojo, la decisión fue recibida con naturalidad y llevó calma a otras áreas del Gobierno. El Central fue de frente, y sacrificó alrededor de u$s 30 millones de reservas. La transparencia ayudó, porque otras ventas del Banco Nación con el mismo sentido se demostraron menos efectivas. El mercado se pregunta si hace falta esperar otras intervenciones, o si habrá una regla de intervención cambiaria. El BCRA no parece muy interesado en anticipar sus movimientos. Lo único que necesitan saber los operadores es que la volatilidad tiene una nueva ancla.

Fuente: El Cronista.com     Hernán De Goñi