Tomás Abraham: «Macri no es neoliberal ni desarrollista, es lo que puede»

Es inclasificable y saludablemente imprevisible, un provocador nato, capaz del ensayo largo y del artículo corto, y en cada uno de esos formatos, un pensador original y profundo. Siempre tratando de ver más allá del presente periodístico, el filósofo Tomás Abraham se mete aquí en los meandros de la política nacional y en los cambios y desafíos de un mundo impactado por la revolución tecnológica.

-Empiezo por la «pelea del verano»: Macri y Moyano.

-La coyuntura argentina a mí no me interesa mucho. Lo que sí cada vez me despierta más interés son los temas de mediano o largo plazo que tienen que ver con nuestro país. Otra vez una pelea con Moyano como aquella que libró Kirchner. Pero ahora con Macri… Después negocian, van y vuelven. Y todo eso se desvanece en el aire. Lo que no se desvanece es la puja de sectores de poder en la Argentina. El poder gremial es muy importante y vertebral desde hace décadas. También hay otros sectores de poder, y hay un gobierno débil frente a ellos. Es decir, no se pueden cambiar las piezas de un tablero. A veces [un gobierno] tiene más fuerza en la medida en que se asocia con algún sector poderoso, como el gremialismo. El Gobierno siempre busca algún socio para poder tener una voz en la sociedad argentina. No es que sea ingobernable, pero es un país que tiene sus poderes muy fuertes, y a la vez cuenta con gobiernos y estados débiles. Lo que pasa hoy es una puja de un gobierno que quiere ordenar cuentas, y eso provoca un costo social. En esa puja intervendrán los gremios; también habrá «extorsiones», relacionadas con la Justicia. Se presiona un poco, se larga otro poco. Moyano es una persona peligrosa porque no tiene límites: le podés dar la AFA, Independiente, Belgrano Cargas, y él quiere más, y su familia también. Sin embargo, es importante que sea fuerte el poder gremial en la Argentina, aun con todas las falencias que demuestra. Se necesita una CGT fuerte porque el capitalismo argentino es salvaje. La masa de la gente que trabaja necesita una representación sindical unificada. En el capitalismo argentino -a lo mejor también el global- en la medida en que se debilita un poder gremial, se precariza todo. En esta puja no voy a tomar partido por la honestidad de nadie, es decir: no creo en flexibilizaciones que ayuden a invertir. Creo que las famosas inversiones en la Argentina dependen de tantos factores que nadie sabe cuáles son. No es una cuestión de malos y buenos.

Fuente: La Nación.tomas     Jorge Fernandez Diaz

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