Vidal avanza, Larreta pisa el freno y Macri habla solo lo justo del tema

En el gobierno más futbolero de la historia de la democracia no deja de llamar la atención el bajo, incluso bajísmo perfil que tiene el tema de las barras bravas, una de las grandes anomalías de la Argentina. A Mauricio Macri se lo escucha hablar una y otra vez de «pobreza cero», de la necesidad de normalizar las tarifas, del combate al narcotráfico y de que tarde o temprano la inflación será de un dígito, pero son contadas las situaciones en las que aborda un tema que conoce como pocos (no en vano fue 12 años presidente de Boca Juniors). La paradoja de ese perfil subterráneo en el aparato mediático del gobierno nacional es que el ministerio de Patricia Bullrich sí se está moviendo para cambiar ciertas cosas. ¿Por qué tanta discreción entonces? Pregunta clave, respuesta abierta.

«Creo que este gobierno tiene la decisión y la voluntad política de combatir las barras, mucho más que el anterior», reconoció a la nacion un presidente de un club grande de primera división, al que nadie sospecharía de macrista. Coincide con él Eduardo Spinosa, presidente de Banfield. «Se nota la proactividad del gobierno de la provincia para ordenar cada una de las tribunas. En algunos lugares, el trabajo está dando sus frutos y en otros falta mucho».

El fútbol, cuyos dirigentes tienen evidente e histórica responsabilidad en el tema, celebra que el Gobierno haya asumido el control del derecho de admisión, así como el pedido de DNI para ingresar a los estadios. Pero hasta ahí llegan los elogios de los clubes, que coinciden en tres aspectos. Uno: que la provincia tiene la «decisión política» de encarar el tema de los barras. Dos: que no puede decirse lo mismo del gobierno de la ciudad. Y tres: que el Boca de Daniel Angelici funciona como «un mundo aparte». ¿Es entonces una ingenuidad ver como positivo que los tres principales distritos estén en manos del mismo signo político?

Gustavo Grabia, el periodista que mejor conoce el tema de las barras, cree hoy que sí, que lo es, porque la decisión de trabajar en forma conjunta ya no existe. Si a esto se le suma que la AFA apeló a «La 12» (la barra brava de Boca) para «impulsar» a la selección el año pasado en la Bombonera, el tema Boca vuelve a ser clave. «Cuando Macri llegó a la presidencia, yo logro tener una conversación privada con él en la Casa Rosada. Me dijo que ahora sí iría en serio contra las barras, que es algo que siempre quiso hacer, pero que, para eso, se necesita el apoyo del Gobierno -recordó Grabia-. Dos años después, la relación de la dirigencia de Boca y las barras sigue intacta».

Fuente: La Nación      Sebastián Fest

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