Tres propuestas para que la Argentina vuelva a crecer

Luego de una crisis de dimensiones impensadas en 2018 y un préstamo récord de 57 mil millones de dólares del FMI, las condiciones macro parecen estar dentro de una zona de estabilidad, aun sin haber domado la inflación, y en un año de alta incertidumbre por ser electoral y con la economía real, la micro o «main street», todavía bajo severo castigo.

Un efecto positivo de la crisis cambiaria es que tenemos balanza de pagos positiva y un camino hacia el déficit fiscal primario 0, por lo que hay posibilidades de que los mercados voluntarios de deuda puedan abrirse pronto para Argentina.

Como referencia, Ecuador acaba de emitir un bono a fin de enero de mil millones de dólares. Por supuesto, a medida que se acerquen las elecciones, la información que fluya de las encuestas va a ir impactando el modo de los mercados.

Pero falta crecimiento

Por ahora, todo esto sigue siendo coyuntural. Tendremos años buenos y años malos, pero no habrá despegue ni crecimiento sostenido en el tiempo si no generamos las condiciones para fomentar la inversión.

La Argentina 2019 necesita que Mauricio Macri o quien resulte electo sea un estadista y logre consenso entre todos los sectores políticos. Argentina necesita crecer, para lo cual hace falta inversión y para eso necesita como mínimo tres reformas básicas:

-Reforma laboral: las empresas tienen que poder arriesgar y traer inversiones, igual que las pymes, sin que haya un peaje del 70% en el medio. ¿Peaje? Sí, cuando un trabajador recibe 100 pesos en su bolsillo, la empresa termina desembolsando 170.

Hay que analizar esta carga monstruosa y ver adónde va. Claramente no le vuelve al trabajador en una jubilación razonable cuando se retira. Y el régimen de contratación y despidos debe ser mucho más simple y sin juicio laborales que volteen a una pyme con el primer proceso. Y el trabajo debe ser flexible.

El libro La Cuarta Revolución Industrial nos ayuda a meternos en el mundo que se viene, con la robotización, la economía compartida, la inteligencia artificial, el aumento de la esperanza de vida.

Nosotros no podemos seguir con leyes laborales de hace 70 años, porque no somos competitivos contra ningún país del mundo.

-Reforma fiscal: otra situación clave. La presión fiscal más alta de la región y más de cien impuestos. Pagos excesivos y carga administrativa imposible de manejar. ¿Por qué una empresa invertiría en Argentina? ¿Para perder dinero? ¿Para meterse en un sinnúmero de normas administrativas, impositivas que llevan más horas de trabajo diario que las ventas o la producción?

A modo de ejemplo, hoy las empresas pagan más impuesto a las ganancias en Argentina que en Estados Unidos.

-Reforma del sector público: lamentablemente el sector público ha sido utilizado políticamente para ganar votos. Muchos empleados muy eficientes y responsables conviven con otros no tanto, o ñoquis.

El gasto público pasó en 15 años de 25% del PBI (ya era excesivo) al 42 por ciento. Desde el 2007 subieron «aproximadamente» 1.000.000 de empleos públicos, 800 mil pensiones por discapacidad y 3.500.000 de jubilados que nunca aportaron.

Este último punto es un desafío enorme, ya que no se puede de la noche a la mañana reducir el gasto donde más de dos tercios son salarios o personas. Hay que generar las condiciones para ir absorbiendo la gente que «sobra» en el sector público.

Por eso son claves las reformas laboral y fiscal. Para generar inversión y empleo.

¿Se puede cambiar?

Solo un presidente que busque consenso político puede lograr sancionar leyes que nos permitan escaparle al destino. Un estadista.

Ahora bien: en grandes números, el presidente Macri cuenta con un tercio de los votos, la ex presidenta Kirchner, con otro tercio. El tercio restante se divide en distintas facciones, pero principalmente en independientes que cambian su voto.

Si los candidatos siguen explotando la grieta y diferenciándose, sin buscar una salida común, entonces tendrán chances de ser elegidos, pero aislados, o con ideas de los 70. Ningún camino nos va a sacar adelante.

El próximo presidente necesitará del Congreso. Y eso implica asociaciones, negociaciones, unirse en busca de consensos. Nadie que realmente quiere un cambio para mejor va a poder refugiarse en su tercio de votantes fieles.

Nunca nos olvidemos lo siguiente: los mercados financieros son más simples de lo que imaginamos. Prestan dinero para obtener una renta y eventualmente recuperar su capital. Necesitan que le contemos una historia y que vean cómo vamos cumpliendo lo que decimos. Necesitan ver el camino. Un plan económico, con respaldo político, que estemos dispuestos a llevar adelante podría generar el apoyo para implementar un cambio en el tiempo. Aunque esto implique un gran esfuerzo.

Porque la alternativa ya la conocemos y es peor.

Fuente: Infobae.com

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