Gobernadores del PJ: aseguran sus sillones y buscan fortalecerse para la interna grande

Fue un curioso acto de campaña en una clínica porteña y una señal interna. Juan Manzur viajó más de mil kilómetros para visitar a Alberto Fernández, internado pero preocupado todo el tiempo por los mensajes políticos. El domingo que viene, el gobernador tucumano va a las urnas por la reelección, en medio de una dura y casi brutal batalla con su antecesor, José Alperovich. Se llevó la foto de respaldo, útil se supone en la disputa por la amplia franja provincial de votantes de Cristina Fernández de Kirchner. Y a la vez, ratificó su alineamiento nacional. Son dos ingredientes de la pulseada nacional definitiva en el peronismo.

El caso de Manzur es bastante particular, pero no único, como se verá. El gobernador tucumano fue uno de los pocos en ganar las legislativas de hace dos años, en un contexto de retroceso del PJ y con derrota de la ex presidente en Buenos Aires. Parecía un referente para la reagrupación del peronismo, con diferenciación del kirchnerismo. Tuvo idas y vueltas con el PJ federal, mezcla de posiciones políticas y celos entre pares, y al final de este último verano volanteó otra vez hacia el círculo CFK.

Ocurre que ya había emergido con crudeza la disputa que deberá dirimirse el domingo en las urnas. Alperovich había dado la primera de una serie de señales sobre su decisión de pelea sin retorno: se vio en el Senado con la ex presidente y salió a caminar la provincia como exponente «cristinista». Manzur dejó de lado otras consideraciones de alineamiento nacional y recreación del PJ, para volver con todo como kirchnerista. Hubo negociaciones directas con La Cámpora y en general la estructura local del kirchnerismo se movió en función del acuerdo global. Igual, la campaña siguió siendo dura: las encuestas lo muestran primero, pero no sobrado. Se verá en tres días.

Cristina Kirchner y José Alperovich en diciembre del año pasado

Cristina Kirchner y José Alperovich en diciembre del año pasado

El respaldo que se llevó de Alberto Fernández va de la mano con el compromiso de acordar la motorización de la campaña tucumana por la fórmula nacional. Y antes, por supuesto, negociar las listas de legisladores nacionales. En ese plano, y como relación de más largo aliento si los votos acompañan, empiezan a surgir también síntomas de tensión en una especie de liga informal entre los jefes provinciales del PJ. Algunos acaban de afirmar su poder territorial y otros se preparan para esa disputa: ya lo hicieron en La Pampa y San Juan. Este domingo esperan coronar en Tucumán y Entre Ríos. Y siete días después en Formosa y Tierra del Fuego, entre otros distritos.

Habrá además otras batallas. Hasta ahora, en general, en las provincias gobernadas por el peronismo, se invirtió la lógica nacional. El kirchnerismo se subordinó en la mayoría de los casos a los proyectos reeleccionistas de los gobernadores. En cambio, a nivel nacional, el kirchnerismo dio batalla para quebrar o diluir el armado propuesto por Alternativa Federal. Apoyo local a cambio de generosos lugares para el kirchnerismo en las listas de legisladores nacionales sería el trato. Dicen cerca de algunos mandatarios que el ascenso de Alberto Fernández facilitaría la negociación, pero nadie descarta una pulseada por los principales renglones de las tiras de diputados y también de senadores, esto último sobre todo en Entre Ríos, Tierra del Fuego y Chaco.

Los acuerdos locales le permitieron al kirchnerismo explotar nacionalmente éxitos que de otro modo asomaban ajenos y amenazaban con fortalecer un armado de PJ no K. Sólo en un par de provincias compitió con candidatos propios y le fue mal: Neuquén y Río Negro. Le queda ahora una batalla frontal con Mariano Arcioni, peronista de perfil propio y más bien federal que gobierna Chubut. Allí, el domingo, la pelea de fondo será entre el jefe provincial y Carlos Linares, un kirchnerista duro.

Jorge Capitanich y Domingo Peppo

Jorge Capitanich y Domingo Peppo

Otro expresión de disputa peronista expresa el caso de Chaco, que podría transitar caminos de ruptura al estilo tucumano si no se resuelve a tiempo el conflicto entre el gobernador Domingo Peppo y el intendente Jorge Capitanich. El jefe provincial fue alejándose del peronismo federal y saludó como otros la fórmula armada por la ex presidente. Pero Capitanich le da batalla y advierte que competiría por la gobernación –debería ir por afuera del PJ, porque las PASO locales fueron suspendidas- y por ahora no acepta la idea de jugar como candidato a senador nacional.

Peppo reunió esta semana a cuarenta intendentes peronistas para replicar el modelo que fue puesto en marcha en otras provincias gobernadas por el peronismo: hubo apoyo explícito a su reelección y respaldo por escrito a la dupla nacional de Alberto Fernández y Fernández de Kirchner. Habrá que ver ahora cómo responden desde el Instituto Patria y si Capitanich asume cerrar trato en la provincia.

El candidato presidencial tiene entre sus principales tareas sumar al grueso de los gobernadores peronistas. Evalúan en su círculo que podría asegurarse ya una decena de los catorce jefes provinciales del PJ, además de algún aliado. Pasan revista y anotan Tucumán, Entre Ríos, La Pampa, Formosa, Catamarca, Chaco, La Rioja, Tierra del Fuego y, naturalmente, Santa Cruz. Algunas ya pasaron por el cuarto oscuro con revalidación de títulos. Otras, se ha dicho, lo harán en los próximos dos domingos. Un caso aparte es San Luis, enfrascada en la batalla familiar de los Rodríguez Saá y con oposición inquietante.

El gobernador de San Juan Sergio Uñac

El gobernador de San Juan Sergio Uñac

Por supuesto, visto desde las oficinas nacionales, la mejor negociación con los gobernadores sería mano a mano, uno por uno, reducido además el conjunto de Alternativa Federal a casos de distancia infinita, como el cordobés Juan Schiaretti y el salteño Juan Manuel Urtubey.

Entre los gobernadores del PJ, del mismo modo, ese juego central recrea el espíritu de liga, como siempre, aunque un reflejo repetido conspira por lo general para el funcionamiento como conjunto: la dificultad para encontrar un referente único. La señal ya le habría llegado al sanjuanino Sergio Uñac, que después de su éxito en las urnas sugirió un lugar de negociador. El calendario para anotar listas nacionales deja poco margen individual a los jefes locales. Pero nadie tiene asegurado el cielo nacional: las negociaciones y las tensiones son parte del juego.

Fuente; Infobae,com

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