Matías Lammens: «La principal fortaleza del Frente de Todos es no esconder a nadie»

La agenda de Matías Lammens está colmada. A cuatro días de las PASO, el candidato del Frente de Todos busca subir al máximo posible sus niveles de conocimiento. Para eso encara con una intensa gira que mezcla actividades de campaña cara a cara con entrevistas y participaciones en programas de televisión.

El presidente de San Lorenzo se muestra esperanzado con los números de las encuestas y ya piensa en el balotaje. Sueña con sumar los votos del kirchnerismo y los que supo tener Martín Lousteau cuando era opositor para derrotar a Horacio Rodríguez Larreta en el bastión electoral del macrismo.

En un diálogo distendido con Infobaeanalizó el futuro político de Cristina Kirchner, pronosticó que los próximos dos años serán «bravísimos» -gane quien gane-, reveló si Marcelo Tinelli lo ayudó económicamente con la campaña y criticó la estrategia de comunicación del oficialismo.

-¿Cómo viene la campaña? ¿Cómo vivís estos últimos días antes de las PASO?
-Estoy muy entusiasmado. Es mi primera incursión en la política pero estoy muy contento con lo que recibo de la gente. También cansado, ayer terminé en la televisión a la 01.30 y hoy arranqué a las 6.30 a dar notas. La campaña hasta ahora viene saliendo como habíamos planeado, sin agresiones personales, hablando de futuro y con mucho respeto.

-Si tuviera que poner una prioridad de tres puntos al asumir como jefe de Gobierno, ¿cuáles serían?
-Lamentablemente, aunque parezca increíble porque la ciudad de Buenos Aires tiene un presupuesto altísimo, hay que atender urgente la emergencia social porque que haya 200 mil indigentes y 7.000 personas durmiendo en la calle es algo inmoral. Después nosotros hacemos mucho hincapié en el tema de la salud, en la educación y agrego un cuarto: la vivienda. Lo que sucede con la educación tiene que ver básicamente con la desinversión, ha caído 8 puntos del presupuesto desde el 2008 para acá. Después el tema de la vivienda atraviesa de lleno a la clase media porteña. Uno de cada tres porteños alquila y no solo se hace cada vez más difícil el acceso a la vivienda propia sino que además los inquilinos están en una situación de desprotección. El Estado tiene que intervenir.

(Fotos Adrián Escandar)

(Fotos Adrián Escandar)

-¿Cómo planteás un modelo de educación que permita cerrar la brecha entre las distintas clases sociales y a su vez proyectarlo sobre un escenario futuro que no tenés claro cuál va a ser?
-Lo primero que tenemos que intentar es volver a tener el 25% del presupuesto invertido en educación.

-El presupuesto es un juego de suma cero, ¿a qué le sacarías?
-Claro, pero nosotros tenemos diferentes prioridades. Hay algunos ejemplos bien concretos: el año pasado la ciudad gastó $1.200 millones en pauta publicitaria y $1.200 en infraestructura escolar. Entonces plata hay, el tema es cómo se gasta. Hay que separar el tema en dos: por un lado, la inclusión de todos los chicos que no tienen vacantes, que hoy son 22 mil; pero además está el tema de la inclusión digital, en muchos lugares la conectividad es mala, se pierden horas, etc. Hay que trabajar en una escuela del futuro, que también tiene que ver con integrar la ciudad y repartir la inversión entre el norte y el sur, que hoy parece otra ciudad, con 17% de desempleo.

-También tenés el problema del docente frente a la modernidad…
-Hay tres problemas: el que tiene que ver con la infraestructura -faltan colegios, aulas con ratas-, problemas de inclusión básica y problemas de inclusión digital. Esos problemas te llevan a invertir en formación docente. Lo que pasó con la UniCaba fue un paso atrás, porque además fue hecho de espaldas a la comunidad educativa.

-¿Qué medidas tomarías respecto a la UniCaba?
-Hay que sentar a la comunidad educativa a debatirlo, para ver cuál es el mejor plan. Los veo flexibles y con ganas de aggiornarse.

-El lunes Alberto bromeaba con que al principio hablaban pero vos no aceptabas. ¿Fue un error no haber empezado a instalar tu figura antes en la opinión pública?
-Si hubiéramos empezado antes sería más fácil. Esto también hace que tengamos que hacer una campaña de mucha intensidad en estos últimos días para elevar el nivel de conocimiento. Pero nosotros estamos muy conformes con los números que estamos recibiendo. Seguramente hubiera sido ideal empezar antes.

-¿Por qué no se pudo?
-No se pudo antes porque lo de Alberto se dio hace pocos meses también. Yo estoy dispuesto a participar de este espacio por la amplitud y porque, si bien contiene al kirchnerismo, expresa muchas voces. Y esa fue una de las primeras condiciones que le puse a Alberto, que estaba dispuesto a participar siempre y cuando lográramos interpelar a un montón de sectores que no tengan que ver únicamente con el kirchnerismo. La única forma de hacerlo es convocando a muchas figuras que no provengan de ese espacio pero que tengan cosas en común y sepan limar esas diferencias porque lo que se pone en juego en octubre es muy importante. Nosotros tenemos la posibilidad de reconciliar a la gran familia progresista de la ciudad de Buenos Aires, que está dividida en dos grandes grupos: uno que tiene que ver con la identidad kirchnerista, y lo que nosotros llamamos liberal progresistas, que se pudieron haber sentido identificado con Martín Lousteau. Esas dos expresiones desde hace 10 años están enfrentadas. Nosotros podemos ser un puente. Nos hemos dado cuenta que tenemos muchas cosas en común y entendimos que lo mejor era presentar una propuesta conjunta que exprese nuestras diferencias. Yo mis diferencias la vengo expresando públicamente, por ejemplo que no me gustó lo del Indec o la lógica de la grieta que imperó durante el segundo mandato de Cristina.

-Esta noche te vas a dormir, ¿en la mesita de luz ponés un libro de Jauretche o de Cortázar?
-Me gustan los dos, de verdad. Mi laburo es contestar lo que pienso, que leería los dos, no importa el orden. Las identidades políticas se redefinen todo el tiempo.

-En el peronismo es imposible que dos liderazgos fuertes puedan convivir en el mismo espacio temporal, ¿coincidís?
-Bueno, sí.

-Y ahora hay dos liderazgos: Cristina y Alberto.
-Coincido en que el liderazgo lo tiene que asumir uno y no tengo ninguna duda que va a ser Alberto.

-Por más que los votos son de Cristina…
-Conociéndolo, sí. Cristina tiene un gran capital electoral, pero también existe la transmisión de votos. Cuando asumió Néstor Kirchner en el 2003, los votos no eran de él. Alberto es un tipo de consenso, de diálogo, no lo veo tirando a nadie por la ventana. Además el país no se puede dar ese lujo. Y te digo más, lo hablé con Alberto, el 11 de diciembre al primero que llamo es a Roberto Lavagna.

-¿Eso es un noticia?
-No, porque no me dijo que sí. Es una idea mía. Cómo nos vamos a perder a un tipo como Lavagna para renegociar la deuda externa.

-¿Y vos en la ciudad llamarías a Martín Lousteau?
-Seguro, no tengo ninguna duda. Yo coincidía mucho con el diagnóstico de Martín en 2015. Le preocupaba lo que pasaba con educación y salud, marcaba lo que pasaba con la pauta publicitaria. Le tengo muchísimo respeto intelectual. Creo que está equivocado, el lugar donde está hoy no expresa lo que él dijo durante su carrera política.

-En la ciudad no hubo ninguna actividad con Cristina, ni en redes ni personalmente, ¿en este distrito resta más de lo que suma?
-No, no hacemos ese análisis. Supongo que el comando electoral debe entender que suma más en otros distritos. Pero yo no tendría ningún problema en sacarme una foto con ella. De hecho en Rosario se cierra la campaña y voy a estar ahí. La principal fortaleza de este frente es justamente no esconder a nadie, lo que tenemos que mostrar es que es un frente que incluye a Cristina y que además expresa a un montón de otros sectores que vienen de otro lado. Nuestra fortaleza es esa. Es decir: «Acá está Cristina, pero también está Pino Solanas, Victoria Donda, Dora Barrancos». Tenemos que dar vuelta esa página, es una fortaleza.

-O sea que para vos Cristina después de la elección es una página dada vuelta…
-No, alguien que gobernó tantos años y tiene una militancia tan activa como ella, no lo pierde eso de un día para el otro. Además hay una identidad política que se ha construido en estos años, mucha gente se siente kirchnerista. Tampoco creo que suceda con Cambiemos, aunque pierdan las tres elecciones -nación, ciudad y provincia- no se acaba. Hay un sector de la sociedad que se siente afín a los valores de Cambiemos.

-¿Crees que si ganan ustedes el peronismo volverá a mutar y habrá una transición ordenada de kirchnerismo a fernandismo?
-Creo que Alberto va a buscar su propia impronta pero además el mayor consenso posible. Va a ir a buscar a todos los gobernadores. Los próximos dos años, gane quien gane, van a ser bravísimos. No sé si en la campaña se están planteando los dos años que vienen, lo grave de la situación económica y la deuda. Vencen USD 23 mil millones. ¿Qué vamos a hacer, muchachos?

-¿Qué opinás del posteo de Macri que pedía que la gente manifieste su apoyo pero decía que no hace falta dar argumentos?
-Ya no me sorprende nada, ellos tienen una lógica que tiene que ver solamente con las estrategias electoral y este coacheo permanente. Veo que el círculo rojo se celebra mucho eso: «Qué buenos que son para las elecciones». A mí me preocupa, en esa segmentación del discurso hay un problema inminente que es la rotura del contrato electoral. El otro día leía que tienen un mensaje para los pañuelos verdes y otro para los celestes. No se puede, uno tiene que decir cuáles son sus convicciones y qué haría. Que la gente elija.

-¿Crees que va a haber corte de boleta?
-No veo mucho corte de boleta. Ni en Cambiemos ni en nosotros. El que está disconforme con la política de Macri sabe que Horacio Rodríguez Larreta participó de todas las decisiones. No es que Horacio pone canteros y Macri toma las medidas que nos perjudican a todos. Creo que la estrategia es despegarlos de eso pero va a ser muy difícil porque es muy evidente que han acompañado todas las decisiones económicas del macrismo.

-¿Si la diferencia es bastante amplia vos vas igual al balotaje?
-Si, tengo la experiencia de Lousteau. En 2015 le sacó más de 20 puntos de diferencia y le terminó ganando por dos. Tengo la convicción de que hay una gran parte de la sociedad que quiere cambiar. La lógica de este gobierno es municipalista, se encarga de arreglar las veredas pero no interviene en la economía, y tiene un presupuesto para hacerlo.

-¿Qué sería intervenir en la economía?
-Crear una agencia de Ciencia y Técnica para que articule con el sector privado. Mi planteo es que si tenés un presupuesto como el de la ciudad, tenés que intervenir en la pobreza. Ellos no intervinieron porque no tienen un plan de desarrollo económico. Claro, cuando la economía del país marchaba, era más fácil: hacías obras, le ponías flores a los canteros. Pero cuando la economía no marchó, vos como jefe de Gobierno tenés que meterte. Un plan de desarrollo económico te va a llevar a recaudar más.

-¿Cuál es tu opinión sobre el aborto?
-Estoy absolutamente a favor de la legalización. No lo digo como una cuestión dogmática sino de salud pública. Además me parece que esconde una gran hipocresía, y termina siendo una cuestión de justicia social, porque las chicas que tienen la posibilidad económica de hacerlo en un lugar con determinados cuidados lo hacen y las demás terminan muriendo.

-¿Ustedes están igual de preocupados que Alberto con la empresa encargada del recuento de votos?
-Yo no creo que haya fraude. Pero sí es cierto que es preocupante que las pruebas hayan salido mal.

-¿Qué pasó con la participación en política de tu amigo Marcelo Tinelli? ¿Arrugó?
-No, no encontró dónde.

-¿Y por qué no se puso al lado tuyo?
-Y bueno, él tenía aspiraciones en la provincia de Buenos Aires. No encontró el lugar.

-¿Va a San Lorenzo ahora?
-Ojalá, yo tengo ganas, lo estoy tratando de convencer todos los días.

-Si vos armaste una coalición, ¿por qué él no fue a la provincia?
-No encontró el lugar. Yo creo que Marcelo tiene una sensibilidad especial, podría hacer política y podría hacerlo muy bien, pero no es fácil, para dar el salto nunca están dadas las condiciones ideales, tenés que tomar mucho riesgo.

-Esto de «no encontró el espacio» en la jerga de los viejos punteros bonaerenses quiere decir que «arrugó»…
-No, no. Fue muy sensato todo su planteo, siempre dijo lo mismo: que Cristina y Macri tenían el boleto picado y él quería que creciera algo en el medio. Una tercera vía que no sucedió.

-¿Qué te dijo cuando se enteró que cerrabas una alianza con el kirchnerismo?
-No me dijo nada, hablamos siempre de política y él sabía de mi vocación, sabía que a mí lo de Alberto me entusiasmaba.

-¿Te puso guita para la campaña?
-No, tampoco le pedí. Nadie pone guita, somos un desastre.

-¿Ahora sos un desastre por los cuadernos o siempre?
-No sé antes, es la primera campaña que hago.

-¿No te compró ni siquiera tres celulares o dos pizzas?
-Ni dos pizzas, ahora salgo y lo llamo.

-O sea, el título es «Tinelli no me puso ni dos pizzas»…
-(Risas).

-En estos últimos días te salieron a pegar un poquito más. Larreta dijo que no entendía que te definas como no kirchnerista y Diego Santilli dijo que no conocías el sur de la ciudad.
-Seguro que la va a mirar, le mando un abrazo a Diego. Si hay algo que no me pueden decir es que no camino el sur. Yo la conozco por haberla vivido, no por haberla estudiado, yo la caminé.

-¿Horacio no camina?
-Pero de grande arrancó. Mis abuelos nacieron en Boedo, voy a la cancha desde que soy chico. Venimos de diferentes lugares. La procedencia social te marca.

Fuente:Infobae.com

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