Una oportunidad para promover inversiones y exportaciones

El próximo gobierno tendrá la oportunidad de repensar el funcionamiento de la Agencia de Inversiones y Comercio Internacional creada por iniciativa de Francisco Cabrera cuando estuvo a cargo del Ministerio de Producción con el propósito de agilizar los trámites de las empresas interesadas en invertir o exportar. La iniciativa consistió en trasladar funciones del Ministerio de Relaciones Exteriores al nuevo organismo y concentrar los contactos con otras dependencias del Esta

Cabrera se desempeñó como ministro de Desarrollo Económico de la Ciudad de Buenos Aires en el lapso 2007-2015 durante el cual desarrolló una relación de confianza con el Jefe de Gobierno; en 2010 fue designado presidente de la Fundación Pensar, dedicada a elaborar planes para un futuro gobierno del PRO. Cabrera fue reemplazado por Dante Sica en junio del año pasado y pasó a desempeñarse como presidente del BICE.

La creación de la Agencia estuvo relacionada con el publicitado slogan «lluvia de inversiones» y el inminente incremento de las exportaciones ante la apertura económica al mundo. El mensaje optimista ayudó a convencer al presidente Macri de ampliar la burocracia del Estado y desarrollar campañas publicitarias como si fueran suficientes para cumplir con los objetivos.

La responsabilidad de la promoción de inversiones recae en realidad en las áreas específicas. Hacienda promociona los activos financieros al igual que Minería, Industria y Energía por señalar algunas lo hacen de sus respectivos sectores. Cuando YPF y Energía salen a buscar inversiones no recurren a otros organismos porque tienen los conocimientos del mercado global y los funcionarios especializados para transmitir el mensaje sobre las ventajas de radicarse en el país. Las empresas multinacionales actúan a través de estudios especializados y prefieren los contactos directos con los responsables técnicos y políticos para tomar decisiones. Las presentaciones generales en Power Point pueden resultar atractivas pero no son necesarias ni suficientes en el mundo actual donde abunda la información y existe una fuerte competencia para atraer el aporte del capital extranjero. Los respectivos ministerios o secretarías asumen la responsabilidad de promocionar sus sectores sin necesidad de terciarizar dichas funciones porque son las que tienen la responsabilidad al momento de negociar las inversiones.

El ministerio de Relaciones Exteriores asumió la responsabilidad de la promoción de exportaciones en 1991 cuando se trasladó el personal especializado de la Secretaría de Comercio Exterior a su ámbito. Desde esos años el personal diplomático y las Embajadas a través de las oficinas comerciales o los Centros de Promoción fueron involucrándose en la tarea de promover los productos argentinos. La disposición de fuentes de datos a nivel internacional desde cifras, aranceles o requisitos no-arancelarios, brindan un importante soporte para la diagramación de estrategias exportadoras y ayudan a las empresas en la conquista de mercados externos. El círculo se cierra con el trabajo que pueden realizar los diplomáticos en los países de destino para interiorizarse de las condiciones de importación en contacto con las empresas. Esta última tarea es imprescindible para abrir nuevos mercados y colaborar con las compañías argentinas.

La creación de la Agencia formó parte de la burbuja del primer año del gobierno del presidente Macri cuando se creía que la voluntad podría subvertir una realidad mucho más compleja. No había necesidad de establecer nuevos organismos y designar nuevos funcionarios para llevar a cabo una tarea desandando un camino que llevó mucho años construirlo. Muchas veces ese entusiasmo por la innovación y los puestos sólo sirven para realzar las formas sin agregar nada a la eficiencia.

La Argentina tendrá a partir del 10 de diciembre un nuevo gobierno que volverá a revisar el funcionamiento de los organismos nacionales. La promoción de las inversiones y de las exportaciones debería constituir una prioridad para enfrentar las graves dificultades de la coyuntura económica y sería oportuno que los cambios contribuyan a aprovechar la experiencia para asegurar la colaboración entre las empresas y el Estado.

El autor es Licenciado en Economía Política (UBA), Master in
Economics (University of Boston) y fue embajador argentino en Tailandia. Es Miembro Consultor del Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI)

Fuente: Infobae.com     Felipe Frydman

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