¿Es el periodismo culpable de todo?

Andá a trabajar de periodista”, le dijo Alberto Fernández al cronista de radio Mitre Rodrigo Jorge, quien insistió con una pregunta de otro colega sobre la utilidad electoral que podría tener el bajo perfil de Cristina Kirchner durante la campaña del Frente de Todos. Esa contestación enojada no tendría consecuencias si fuera la respuesta del ciudadano Alberto Fernández, el mismo que era hasta que Cristina Kirchner lo eligió para encabezar la fórmula presidencial. Pero a partir de haber pasado a no ser un político más sino quien podría encarnar la investidura presidencial, la gigantesca asimetría de poder entre su figura y la de un periodista genera un efecto amedrentador para quienes tengan que hacerle futuras preguntas incómodas y, consciente o inconscientemente, se autocensuren. La vieja táctica de matar al mensajero aplicada al siglo XXI, estigmatizando al periodismo Mundialmente está de moda responderle al periodismo con ataques mientras está cumpliendo con su función. Lo hace Trump en Estados Unidos todo el tiempo, y por eso el Premio Perfil a la Libertad de Expresión Internacional 2019 se concedió al periodista de CNN Jim Acosta, a quien Donald Trump le hizo perder su acreditación ante la Casa Blanca por insistir con preguntas sobre los inmigrantes centroamericanos. Vale la pena ver el video de sus preguntas y las respuestas del presidente norteamericano en ⇒ http://bit.ly/jim-acosta-premio-perfil . Tomársela con los medios no tiene ideología. Lo demostró crudamente la golpiza que recibió el camarógrafo de Crónica TV Ernesto Medina por parte de los manifestantes chilenos que protestaban contra Sebastián Piñera frente al consulado de su país en Buenos Aires y el gas pimienta que le tiraron al periodista de A24 Marcelo Padovani. Ni Crónica TV ni A24 son simpatizantes de Piñera, pero no importa, son “los medios” y los periodistas como colectivo un significante de algo malo para cada grupo en pugna: del liberalismo progresista para Trump, de la prensa burguesa para los manifestantes chilenos. El propio Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, un pacifista y ecuménico que durante el último gobierno de Cristina Kirchner defendió a PERFIL de ataques que recibía, cree que los principales medios de Latinoamérica son parte de un Plan Cóndor 2 (por los golpes de Estado en los años 70) que en combinación con la Justicia de cada país trabajan para derrocar –aunque legalmente– a gobiernos progresistas aplicando el lawfare. Pérez Esquivel aumentó su notoriedad las últimas semanas porque el organismo público que conduce, la Comisión Provincial por la Memoria, produjo un informe en el que menciona a varios periodistas, a pedido del juez de Dolores Alejandro Ramos Padilla, quien instruye la causa de espionaje paralelo. El reportaje largo de esta edición (ver página 36) es al Premio Nobel, y cada uno podrá sacar de su lectura sus propias conclusiones.  En este contexto de la profesión de periodista y para debatir sobre ella, la Academia Nacional de Periodismo, a través de su Instituto de Investigación, convocó a los conductores de las carreras de Periodismo y en este primer encuentro, además de miembros de la Academia y periodistas invitados, participaron por la maestría en Periodismo de la Universidad de Buenos Aires, Máximo Eseverri; la directora de la maestría en Periodismo de la Universidad del Salvador, Graciela Paredes; el director de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Belgrano, Fernando Laborda; el director de la carrera de Comunicación de la UADE, José Crettaz; el director de la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA, Hernán Cappiello; la directora de la maestría en Periodismo de la Universidad de San Andrés, Silvia Ramírez Gelbes; el director de Perfil Educación, Rodrigo Lloret, y la directora de la carrera de Periodismo de la Universidad Abierta Interamericana, Jessica Ferradas. CNN, radio Mitre, Crónica TV o C5N: no importan sus ideas, son culpables por  ser periodistas El balance de este encuentro que transmiten quienes tienen la responsabilidad de formar a la nueva generación de periodistas es que cada vez más jóvenes quieren estudiar esta profesión, a pesar de los pronósticos agoreros sobre su futuro y los riesgos que implica. Y una de las explicaciones más plausible fue: “Dado que dentro de diez años la mitad de las profesiones que existirán aún no fueron creadas y nadie sabe qué tipo de habilidades serán premiadas por la sociedad en el futuro, lo mejor será estudiar lo que a uno le gusta y ser leal con su vocación”. Una señal de optimismo sobre el futuro de la democracia, la división de poderes y la tolerancia en sociedades cada vez más atravesadas por el malestar, donde las expectativas de progreso no se compadecen con la realidad en la mayoría de los países gobernados por sistemas democráticos. También, un mensaje al presidente argentino que tenga que asumir el 10 de diciembre.

Fuente: Perfil.com

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