Jaime Méndez con Fontevecchia: «En la Provincia se les da poca importancia a los intendentes»

¿En San Miguel se votó la continuidad de Juntos por el Cambio o la de Joaquín de la Torre, de quien sos su discípulo? —Se puede interpretar de distintas maneras. Veníamos de cuatro años de trabajo conjunto con el gobierno nacional y el provincial. Tuvimos apoyo más grande a nivel local que a nivel nacional y provincial. La gente se inclinó mucho por apoyar lo local. No ayudaron los últimos dos años de problemas económicos a nivel general. San Miguel tiene un sector muy comercial muy fuerte. Nuestro espacio empezó a gestionar con Joaquín de la Torre en el año 2007. A mí me tocó reemplazarlo durante cuatro años en el año 2016. L gente nos conocía, nos tuvo confianza, se ocupó de elegirnos. No pasó lo mismo con el gobierno nacional ni el provincial. —El caso de Joaquín de la Torre es interesante Fue intendente en el 2007 por el kirchnerismo; en 2013 se va al Frente Renovador. Allí es electo en el 2015 y en el 2016 va a Juntos por el Cambio ¿Cómo se puede explicar tla cursus honorum? —Lo podría explicar mejor y con más detalle el mismo Joaquín. Soy una persona de su confianza, trabajo con él hace mucho tiempo. Estuve en su espacio desde hace ya muchos años. Con ese bagaje es que puedo contestar. Joaquín fue uno de de los ocho intendentes que se juntaron a hacer fuerza para pelear contra la re-reelección de Cristina con Sergio Massa. Fue el origen del Frente Renovador. Joaquin fue en aquel momento, en aquellas elecciones del año 2015, después de haber ganado en el 2013, uno de los pocos que siguió con Sergio Massa hasta el final, aun cuando se había polarizado la elección. Al comienzo del nuevo mandato tuvo la invitación de María Eugenia Vidal para ser parte de su gabinete. Le pareció que era un momento de apoyar. Dejó de lado por ahí otras cuestiones, se expuso a la posible crítica sobre tantos cambios. Creyó que era un gobierno que debía tener todo el apoyo posible. Un gobierno no peronista no contaba con el mismo sostén que otros. Así que acompañó a María Eugenia fiel y lealmente. Esa es la historia, resumidamente. Te hace falta saber. Nos apasiona informar. Necesitás confiar. Te queremos ahí. HACETE SOCIO DE PERFIL Periodismo Puro en tiempo real. SUSCRIBITE En la verdad no hay grieta: el único compromiso es con vos —La acompañó en posiciones muy importantes; primero fue Ministro de la Producción y luego de Gobierno. ¿Cómo es su relación actual con Massa? —¿La de Joaquín? —Sí. —Es buena. Creo que no es tan fluida como antes. No estoy al tanto de pormenores, sino de lo general. —En el partido vecino al tuyo, Hurlingham, Juan Zabaleta le ganó a Emilio Acuña, que había sido intendente durante 14 años. ¿Se podría decir que no queda espacio para un camino intermedio? ¿Se es de Juntos por el Cambio o del Frente para todos y no queda otra alternativa? —Es lo que demostraron las últimas elecciones. Es lo que ha pasado. Veremos cómo se da la dinámica política de acá a las próximas elecciones intermedias y a las próximas ya del 2023. Quizá este ida y vuelta tan polarizado termine con algo en el medio. Es difícil saberlo en este momento. También es cierto que tiene que ver con las intendencias locales lo que suceda con las boletas a nivel nacional o provincial. Siempre hay que tener ese condimento para analizar por qué ganó un intendente u otro. —Pero independientemente de que el mérito sea local, pareciera no quedar espacio para un intendente en una tercera vía o en un lado o en el otro. —Hoy pareciera que es así. Veremos si cambia hasta las próximas elecciones. —Hace pocos días en tu distrito un grupo de intendentes de peso que representa a Juntos por el Cambio, e Julio Garro de La Plata; Diego Valenzuela, de Tres de Febrero; Jorge Macri de Vicente López; Néstor Grindetti, de Lanús y vos, se reunieron para empezar a programar la campaña para el año próximo, con De la Torre como armador. ¿Cómo ves la selección del año próximo y las posibilidades de Juntos por el cambio para el año próximo? —Efectivamente, existió la reunión. Este no es un año electoral. Estamos con muchas urgencias. Esas reuniones en las que nos juntamos intendentes también obviamente tienen mucha mucho de su tiempo relacionado con los problemas actuales, con la gestión. Son reuniones bastante iniciales con relación a lo electoral, pero sirven para ir pensando, qué liderazgos se plantean, cómo se puede ampliar el espacio. Son charlas generales. Lo electoral está muy lejos. La gente nos pide que estemos más concentrados, sobre todo quienes tenemos una función ejecutiva, en resolver problemas. Joaquín de la Torre tiene dos condiciones que lo hacen una persona muy valiosa en lo político, pensando en lo electoral del año que viene y del 2023. Por un lado, su experiencia de muchos años como intendente, su experiencia como ministro de Gobierno; por otro lado, su conocimiento del Conurbano, que es un gran problema no sólo para el conurbano sino para la provincia, sino para el país. En cualquier mesa política tiene mucho peso. —Joaquín de la Torre fue tu entrenador de Rugby del Club Regatas de Bella Vista durante tu infancia, tu adolescencia y en la primera división. —Somos los dos de Bella Vista dentro de San Miguel. Cuando se recibió como abogado, empezó a hacer política por su cuenta, medio solo, en el partido. Su entorno no lo hacía y hasta mal visto hacer política. Recorrió mucho camino dentro de San Miguel hasta llegar a ser candidato a intendente. Fui uno de los que se sumó, una vez que Joaquín ya llevaba dos años en el cargo. Fue mi entrenador, nuestras familias son amigas de larga data previamente a la política. Nos vincula el deporte, el rugby, la vida social, el colegio. Fue también quien me abrió las puertas a la política. Yo venía de la Justicia. Había comenzado mi camino por ahí. Fue Joaquín quien nos abrió las puertas a personas de su confianza que no participábamos de la política local. —Enseñabas Derecho en la UBA, en la facultad de Ciencias Económicas y Derecho Privado y Filosofía del Derecho en la UCA. En el 2009 empezaste a trabajar en San Miguel, primero como asesor y en el 2011 por primera vez como concejal. —Así es. —Una carrera meteórica. —Primero tuve responsabilidades cercanas a la secretaría de Gobierno. Joaquín. Es importante el contexto para entender por qué fui teniendo más responsabilidades. Joaquín empezó muy solo a hacer política. Llegó a través de algunas alianzas políticas a ser intendente. A los pocos meses, esas alianzas tuvieron problemas, cosa que padeció particularmente los dos primeros años. A partir de eso, armó nuevos equipos. Mi llegada fue ese momento. Así, tuve diversas responsabilidades en un municipio que se estaba armando, con muchas necesidades, que venía de años bastante complicados en materia de gestión. En ese camino fui teniendo, como te decía, distintas responsabilidades. El Conurbano es un gran problema para el país —Responsabilidades de gestión. —Cuestiones vinculadas a la gestión. —Hay quienes suponen que el futuro de Juntos por el Cambio en la provincia pasaba por la mudanza de Diego Santilli a ese territorio. ¿cómo será la interna de Juntos por el Cambio provincial? —No lo sé. Me cuesta imaginar concretamente uno, dos, tres frentes o  liderazgos posibles. Me inclino a pensar que va a surgir más bien de la provincia la candidatura. Es algo que nos debemos hace tiempo los bonaerenses. Hay intendentes con mucho peso o el mismo Joaquín. Además, dentro del peronismo cuenta con mucho respeto y mucha relación. Puede aportar mucho. —¿No ves a Santilli pasando a la provincia? —Lo veo difícil. No me lo imagino. Desconozco cuántas charlas o posibilidades hay al respecto. —¿María Eugenia Vidal volverá a la ciudad? —Es algo en lo que se habla. No estuve con ella últimamente. Pronto la veré, pero por otros temas. Sé que es una posibilidad. Me encantaría que siga en la provincia. Tuve la posibilidad de trabajar cerca de ella como intendente. Cuando digo cerca me refiero a tirar para el mismo lado en el mismo momento, con los mismos problemas. Es muy valiosa y conoce mucho de la provincia. La provincia la necesita. —¿Te gustaría que fuera la candidata a gobernadora en 2023? —No me refería a eso. Falta mucho y trato de ser cuidadoso. Sé que todo es muy dinámico. Me gustaría que siga ligada de la manera que sea. —Ni Horacio Rodríguez Larreta ni Diego Santilli pueden ser candidatos nuevamente a cargos ejecutivos en CABA. Santilli podría pasar a la provincia y Vidal a la ciudad. Desde esa mirada, tendría cierta lógica la mudanza política. —Sí, tengo claro que esa posibilidad. Pero aún así espero que María Eugenia termine por volcarse por la provincia. Es un lugar que necesita gente como ella. —¿Dónde te ubicás entre moderados y halcones en Juntos por el Cambio? —Hay que ver dónde me ubican otros. Me resulta incómodo ubicarme en alguno de los dos lugares. —¿Dónde crees que te ubican? —Como forma de vida y de manejarme, soy una persona moderada. Pero me gusta ser firme con mis convicciones o con lo que hay que defender. Trato de no meterme en esa polémica o en el debate actual. El tiempo y la situación del país ordenarán eso. Es algo que no tiene mucha relevancia. En San Miguel tenemos alrededor de 7500 comercios y tuvimos un cierre aproximado de un 15%. —¿Quién debería conducir a Juntos por el Cambio: Macri o Larreta? —No es para escaparle a las preguntas. Pero llevo como intendente cuatro años, la mayoría de ellos reemplazando a Joaquín de la Torre. Estoy muy abocado a la gestión local y a los problemas locales y a que todo funcione bien en San Miguel. Me abrieron las puertas del espacio, me consideran y lo agradezco. Siento que es un atrevimiento hablar sobre quién debe ser líder. Eso se dará naturalmente. Tanto Horacio Rodríguez Larreta, Mauricio Macri como María Eugenia tienen pergaminos y legitimidad para querer ser los líderes. Veremos cómo sigue avanzando la situación política en el país y lo que va queriendo la gente. Es algo que no podemos subestimar y no lo digo poniéndome un cassette. Es un aspecto fundamental, más allá de lo que se pueda prever en un laboratorio o en un lugar en una alianza. —¿La gente busca moderación? —Parecería que sí. Pero también pareciera haber dos puntos enfrentados con mucha grieta y agresividad. No parece ser lo que busca la gente. Las alternativas electorales que surjan demostrarán qué quieren la gente. —Estabas en Olivos el día que el presidente anunció el retiro de una parte de la coparticipación a la Ciudad de Buenos Aires para resolver el conflicto de la Policía Bonaerense. ¿Qué sentiste cuando lo escuchaste? —Me hizo sentir muy mal. Recibimos un mensaje aproximadamente una hora antes del anuncio o de la citación, que después se retrasó un poco. Nos citaron a eso de las cinco para estar a las seis en Olivos. Estaba por recibir unos vecinos de un barrio y tuve que irme con esa excusa. Los dejé con otros funcionarios. —Fue todo con mucha premura. —No tuvimos más aviso que la convocatoria. Nos pareció bien ir, porque era un momento bastante complicado. Estaban las fuerzas policiales alrededor de la Quinta de Olivos. Fueron días muy duros, más allá de las cuestiones en las que se puede estar de acuerdo o no. Fue una convocatoria del gobernador a la casa del presidente como intendentes del conurbano. Con tantos vecinos a cargo nuestro justificaba estar presentes. Pensamos que se iba a transmitir algún tipo de solución, de mensaje de calma, algo institucional y relacionado a la solución del problema concreto. No fue para nada cómodo ni agradable estar sentados de frente a las cámaras siendo parte de un anuncio que no conocíamos. No fue un buen gesto ni político ni personal hacia nosotros. —¿Hubo mala intención? —Me cuesta encontrar bien la razón. Una causa general posible diría que más bien tiene que ver con la poca importancia y el poco lugar que todavía se les da a los intendentes en la provincia, en el conurbano y en la provincia. Me parece que estamos frente a una nueva demostración. —¿Un ninguneo? —De alguna manera, sí. —¿Cómo afectará la crisis en las elecciones de 2021? —Lo económico siempre influye mucho. Estamos en una situación muy complicada que probablemente se complejice más en los próximos meses. Veremos qué pasa el año que viene. Si Dios quiere y se alinean algunas cosas y empieza a haber un rebote y empieza a ir un poco mejor, influirá en favor del oficialismo. Si se va pronunciando esta situación tan complicada que estamos viviendo les jugará en contra. Me cuesta pensar cómo va a ser el año que viene en lo económico. Hoy el panorama es muy complicado. En lo local lo notamos y no tenemos muchos elementos para pensar que mejorará. —¿Qué pensás que sucederá concretamente en San Miguel? —Condiciones parecidas a estas afectarían al oficialismo. Es probable que suceda algo así —¿Mejoraría Juntos por el Cambio? —Sí. Al ser una elección intermedia, hay que ver cómo se llega a esa elección, cuáles son los frentes y los candidatos. Son aspectos no menores. Hay mucha gente que está sufriendo mucho la situación económica. —¿Se ve un rebote económico en San Miguel? —No noto para nada que empiece a mejorar. Lo que notamos en San Miguel, es que todavía no hay tanta conciencia de la gravedad económica. Muchos comerciantes estuvieron varios meses peleando por volver a trabajar. Sus expectativas estuvieron más centradas en eso. En estas semanas están volviendo a tener algún ingreso, con todo lo que eso implica para el bolsillo, para la mente, para las perspectivas. Se puede decir que todavía el clima no es tan malo, porque hay cierta expectativa con la vuelta a la normalidad. Depende cómo resulte esa vuelta, de cuánto nivel de consumo haya. Ahí se advertirá cuál es el malestar real de la gente y la conciencia de la situación. —Cuando los comerciantes descubran el nivel real del consumo empeorará el humor. —Es posible, sí. Lucharemos contra eso. No depende de nosotros en gran parte. Nos toca acompañar. Van a ser difíciles noviembre y diciembre para los comerciantes que estuvieron mucho tiempo parados con ingresos cero, con empleados a mantener, con alquileres a renegociar, con familias a sostener sin poder trabajar, en sus casas. Toda esa situación que llevó muchos meses de angustia. Hoy la clave está en la vuelta al trabajo. Los parámetros indican que no habrá gran cantidad de consumo o una vuelta a la activación inmediata. Eso puede afectar el humor de los comerciantes en general. —¿Notás diferencias entre San Miguel y los vecinos? —San Miguel fue parte de General Sarmiento, un municipio que si no se hubiera dividido sería hoy como La Matanza. Comprendía lo que hoy es San Miguel, José C. Paz y Malvinas Argentinas. Después de esa división, San Miguel siguió siendo el centro comercial regional. Es el lugar donde quedó la plaza principal. —La capital del partido. —Sí: está el edificio municipal, la Catedral, la escuela Número 1. Siguió siendo un polo de atracción comercial regional, incluso para una parte de Moreno, que no era parte de General Sarmiento. Todo lo que es Moreno, lo que va desde el Acceso Oeste hacia San Miguel, se referencia mucho en nosotros. San Miguel tiene cierta notoriedad y pujanza, especialmente en materia de comercio. Malvinas Argentinas se volvió más industrial a través de ciertas condiciones. San Miguel tiene una mitad más parecida a la zona norte. —¿Más cerca de Tigre? —Lo que está para el lado de la Panamericana. También tenemos una mitad más parecida a zona oeste, la que limita con Moreno y con José C. Paz, más parecida al conurbano profundo. Fue donde pusimos más recursos los últimos diez años desde que Joaquín fue intendente y en toda mi gestión. Lo hicimos para mejorar las condiciones de un lugar que había estado abandonado durante muchas décadas. En este contexto intentamos impulsar también lo industrial, que en San Miguel siempre fue algo muy menor. Pudimos empezar hace un par de años y está empezando a crecer. —¿Cuántos comercios tenías abiertos en San Miguel antes de la cuarentena y cuántos se cerraron? —En San Miguel tenemos alrededor de 7500 comercios y tuvimos un cierre aproximado de un 15%. Son datos relativos y que van variando, porque hay comercios que se reinventaron, otros que cerraron y enseguida apareció otro, hay Así fue la cuarentena en un distrito tan comercial como San Miguel. Nos empezamos a juntar con los distintos sectores la semana posterior al 19 de marzo. Fueron charlas que empezaron escuchando a los comerciantes. Tenían preocupación, pero mucha conciencia de cerrar sus puertas, de no generar circulación. Con el correr de las semanas, la preocupación creció. Ya en la cuarta semana nos encontramos con un nivel de desesperación que empezaba a pronunciarse. Teníamos comerciantes que quizás podían pasar un mes malo, un mes y medio, dos, soportando todo lo que les generaba la situación pero, que en un momento empezaron a tener situaciones gravísimas que atender. Así tuvimos contacto permanente semana tras semana. Como intendentes tuvimos la misión compeleja de sostener a esos sectores. Digo como intendentes, porque todos estuvimos controlando una regla que venía para el Conurbano desde la provincia, desde la Nación, tratando de no asfixiar a los comercios y de dar cierto lugar también a trabajar en la medida que nos parecía que no afectaba también el contagio, porque no podíamos subestimar el virus. Fue un camino difícil pero que siempre tuvo muy presente al comerciante de clase media. al tipo que tiene una panadería, un bar, un negocio de venta de zapatos. Nos reunimos con otros intendentes de Juntos por el Cambio para empezar a planificar las elecciones del año próximo —San Miguel limita con José C. Paz y debés haber las declaraciones de Ishii refiriéndose a un pronóstico de insustentabilidad de la cuarentena. ¿Existe la posibilidad de que el malestar sea de tal tamaño que se genere algún tipo de eclosión hacia fin de año? —La franja más vulnerable, la que habitualmente necesita alguna ayuda del estado, la que estaba siendo acompañada el año pasado, aún antes de la pandemia independientemente de los espacios políticos, es un sector muy acompañado de distintas maneras, con programas sociales anteriores, con las cuestiones que se crearon ahora. Es la franja de donde hemos visto en alguna otra ocasión que apareció algún tipo de problemas. No digo que esa franja la pasa bien, pero tiene cierto grado de contención. Por ahí no veo posibilidades de eclosión o de algún foco de conflicto grande. Quedan casi tres meses hasta fin de año. Veremos cómo se dan las circunstancias. Es una franja que sigue con los problemas de siempre. Pero en lo que tiene que ver con su humor y con su contención está acompañada. La clase media y la clase media baja sufren mucho estas consecuencias. Se viene un trimestre muy complicado; un poco más cada semana, cada mes. El malhumor puede crecer. No me imagino con qué consecuencias. Hasta ahora vimos reclamos muy pacíficos de ese sector, desde cacerolazos hasta marchas en una plaza o alguna caravana. Veremos cómo sigue ese malhumor y de qué manera se manifiesta. No veo hoy escenarios de eclosión social, aunque estamos muy enfocados en evitarlos. —¿Abriste las clases o tenés pensado abrirlas? —No depende de mí. La Provincia es la que tiene a su cargo la educación en cada municipio. Creemos que hay que empezar, estamos convencidos. No todas las clases de golpe. No subestimamos al virus. Sabemos que empezar con todas las clases de golpe implicaría hoy una complicación grande. Estamos lejos de pedir eso. —¿Te parece posible en San Miguel el proyecto que pide el gobierno de la CABA? —Nestra propuesta tiene que ver con eso. Proponemos que un primer paso sea la vuelta a las actividades en la escuela en lugares abiertos con los chicos de sexto año, que están terminando la secundaria. Es un paso muy limitado y controlable. Sexto año es una porción muy menor de la escuela, que exige además muy poca presencia del personal: algunos docentes, algunos auxiliares, por supuesto, gente del equipo directivo. Es muy manejable en edificios que están preparados para cientos de alumnos. Nos parece necesario empezar a dar señales de aprender a convivir con el virus. Sabemos que mayor circulación implica mayor contagio. No es que la omitimos. Pero si nos atamos a eso y todo está restringido y prohibido, probablemente tengamos otras consecuencias muy graves. Esto es una medida prudente, controlable, que podemos llevar adelante. Sería una buena señal para la comunidad y además atendería una cuestión no menor que es el final del ciclo escolar de miles de chicos. Un elemento afectivo clave, antes de empezar otra etapa de sus vidas. —¿Solamente secundario o también los que terminan el primario? —Es esta primera etapa, solo el secundario. —Permitiste celebraciones religiosas. ¿Con cuántas personas? —30 como máximo, en espacio al aire libre. También permitimos deportes individuales al aire libre. También permitimos que la gastronomía atienda a sus clientes con mesas al aire libre con de recaudos. En las charlas que tuvimos con los sectores, advertimos que era muy difícil y muy grave lo que estaban viviendo los comerciantes. Y también que iba a ser muy difícil la vuelta a la normalidad, la transición. Entre otras cosas para la gastronomía, lo que implica mucha gente en San Miguel. Gente que invirtió mucho, que tiene muchos empleados, no estaba pudiendo trabajar o solamente en un porcentaje muy menor haciendo delivery. Esa situación se prolongaría hasta que no tengamos la vacuna, aún cuando estuviera habilitada la actividad. Aquellos lugares que tienen salones menores con techo, puertas, ventanas, mesas apiñadas. No iban a poder trabajar igualmente. De esas charlas con los comerciantes nos dimos cuenta que era importante fomentar el uso del espacio público. Lo hicimos de distintas maneras; primero, los eximimos de la tasa del uso del espacio público a quien los usa. Permitimos la actividad en el espacio público hace ya varias semanas. Y nos dimos cuenta que podíamos empezar a ganar espacio público para los comerciantes y para los vecinos que también después de muchos meses de encierro en época linda de primavera y de fin de año iban a querer salir. También en lugares donde hoy tenemos autos estacionados. Lo que hicimos fue proponerle a los comerciantes que avancen desde el cordón de la vereda hacia la calle en el lugar donde estaban los autos estacionados. Le dimos un impulso con unas rejas de hierro y unos maceteros para que los comerciantes complementen con unas plantas y luces. Fue muy bien acogida esa propuesta. Hoy tenemos decenas de comerciantes que ya tienen una terraza nueva, lo que implica más mesas, más lugar para consumo, más mesas en espacio libre y también más posibilidades para los vecinos. Fue el resultado de la conversación que iniciamos por entonces. Esperamos que sea una buena ayuda para toda la transición. En el conurbano resulta atractivo el discurso de mano dura —¿La crisis afectó la seguridad en San Miguel? —Es un tema con connotaciones particulares. Por un lado, la cuarentena hizo que baje mucho la cantidad de delitos en un principio. Después  fue subiendo y se convirtió en una escalera. Hoy estamos en números parecidos a los anteriores a la cuarentena. —Y más violentos. —El número es parecido, pero notamos algunas características que nos preocupan. Uno es que hay mayor hostilidad, violencia, más pelea interbarrial, mayor agresividad hacia las fuerzas del orden: también vemos peleas más agresivas entre familias de un barrio, más problemas relacionados con la venta de droga, que en el conurbano es un problema terrible, sobre todo en los barrios más necesitados. A veces uno tiene la tendencia a subestimar un poco el problema de la droga o imaginar barrios donde son todos delincuentes y en los que todos viven alrededor de la droga. Pero cuando nosotros hablamos de que se vende droga en un barrio, en una esquina, no referimos a 100 familias alrededor que sufren esa situación. Son los menos los que venden droga y los que van a comprar y los que roban en el barrio para comprar la droga. Alrededor de esos lugares, que son muy nocivos, viven familias que apenas les alcanza para vivir, que tienen que ir caminando hasta una calle de pavimento a tomar el colectivo para ir a trabajar o para ir a la escuela, o para ir al quiosco y tienen que pasar por la puerta de un lugar donde se vende droga. Los chicos que empiezan a consumir, roban; saltan un cerco para robar una máquina de cortar pasto a así tener plata para comprar droga. La franja más afectada con la venta de drogas es la de los barrios más vulnerables. Ahí donde más narcomenudeo hay. Alrededor de eso vemos violencia y mucha problemática. Nos llevará tiempo a todos ver bien hasta dónde llega y sus causas. Hoy hay robo, asalto a casas en barrios residenciales de bandas organizadas compuestas por extranjeros. Sufrimos ese problema en algún sector de San Miguel residencial, en barrios abiertos pero con cierto nivel de vida. Somos conscientes de que pasó en otros lugares residenciales cercanos a San Miguel. Llegamos a la conclusión que hay bandas organizadas compuestas por extranjeros dedicadas a eso. Hicimos denuncias muy fundadas fruto a partir de los elementos municipales. Derivaron en alguna detención, pero es un camino que sigue y no creemos que haya terminado. —¿Qué pasó con los casi 20 presos condenados por delitos graves que regresaron a sus viviendas a cumplir prisión domiciliaria que denunciaste alrededor de mayo? —Finalizando abril y a principios de mayo, nos encontramos con que muchos presos de San Miguel en distintas situaciones procesales volvían a sus casas. No nos enteramos porque nos avisó la Justicia o por un contacto formal. Nos avisaron los propios vecinos. Desde que Joaquín era intendente, llevamos 12 años caminando cada rincón de San Miguel. Conocemos cada barrio, tratamos de solucionar los problemas. Algunos pudimos; otros nos faltan. Esa cercanía nos da un contacto muy necesario a la hora de tomar decisiones. Esos mismos barrios donde tenemos que ayudar en un comedor, hacemos un pavimento o donde ponemos luz led, los vecinos nos denuncian el que vende droga en la esquina, al preso que volvió al barrio después de mucho tiempo. Gente que era conocida por todos. —Contaste el caso de una señora que había denunciado a alguien por drogas y ella misma les avisó que había regresado. ¿En qué situación están esos los liberados? —Están en distintas situaciones. Algunos siguen en esa suerte de condición que es el arresto domiciliario. Algo muy frágil, sin ningún tipo de control. Obviamente ponemos una mirada sobre eso, algún tipo de control, pero no hay nada más que eso. Otros volvieron a la clase por reincidencia. Son situaciones diferentes, pero han causado muchos problemas. En su momento algunos pusieron en duda la gravedad de esas personas que volvían al barrio. Pero tuvimos casos de personas que habían cometido delitos graves; incluso, algún caso de violación, alguno de abuso, alguno de robo calificado, varios de narcomenudeo y no todas eran personas que tuvieran alguna fragilidad física o en la salud que justificara su aislamiento más que otros casos. Con lo cual fue una situación muy grave. No solo para el barrio en sí, sino también para los vecinos. También es problema para las fuerzas de seguridad, que se exponen, que van, que vienen, que detienen. Hacen un trabajo para nada agradable y de golpe se encuentran con que alguna persona que detuvieron o que cometió no sé cuántos delitos se encuentra de nuevo en el barrio. Ese mensaje que se dio a través de la liberación de presos fue grave. Además fue grande algo grande, que no sé hasta dónde llegó y no sé hasta dónde va a llegar; tampoco si continúa E influyó mucho en la seguridad en general en la provincia de Buenos Aires. Todavía estamos sufriendo esas consecuencias. Los delincuentes se sienten con más libertad para arriesgarse a cometer un delito. Esto no implica una mirada inhumana sobre las personas que están cumpliendo una condena o que están procesadas y cumpliendo prisión preventiva. Merecen un trato humanitario. Y hubiéramos estado totalmente dispuestos a sentarnos en una mesa a ver de qué manera cuidábamos a las personas detenidas de San Miguel. Una persona detenida merece las mejores condiciones. Si vuelve al barrio tenemos que hacer lo imposible para reinsertarlos con lo difícil que es. Lo que pusimos sobre la mesa en ese momento e insistimos ahora que no era esa la solución. Generaron un problema. Me encantaría que María Eugenia siga en la provincia —¿Cuál es tu análisis sobre el conflicto que hubo con la Policía Bonaerense hace unas semanas? —Escuché y leí sobre todas las versiones. No me animaría a inclinarme por ninguna. Sería irresponsable de mi parte, por más que escuché algunas más razonables que otras. Había de fondo un malestar que llevaba años. Cuando hay malestar, cuando hay necesidad, cualquier interés que lo fogonee puede generar un tipo de reacción como ésta. Era una situación que todos advertimos. —Veo que no compartís las miradas más paranoicas. —No es que no las comparto. No me animo a sostener ninguna, porque no tengo pruebas. —¿Tenés alguna una forma de policía municipal? —Sí. —Berni piensa que no son convenientes. —No es lo mismo Policía Local que Policía Municipal. A veces, se llama a una con el nombre de otras. Policía Local es esa decisión que en su momento impuso el gobernador Daniel Scioli de darle a los municipios. Eran personas con casi ninguna capacitación que ingresaban a la fuerza policial, pero que hacían un trabajo local en los municipios. Los intendentes no tenían ningún control. era una policía que seguía siendo parte de la Bonaerense. Esa es la Policía Local. En su momento, cuando eso surgió, Joaquín de la Torre fue el único intendente del conurbano que se opuso a recibir esa policía. Estaba en contra de la herramienta. Incluso, se expuso a tener menos número de policías por esa medida. Fue una decisión muy valiente, porque en ese momento podía ser muy cuestionado hasta por los vecinos de San Miguel. Esa Policía Local incidió fuertemente en el último reclamo. El tiempo le dio la razón a de la Torre. Hoy todo el mundo coincide en fue algo muy improvisado. San Miguel tiene policía municipal, una policía que maneja el propio municipio. Un sistema de seguridad que no es una recorrida urbana, una patrulla de control ciudadano, sino un sistema con sus propias herramientas, que trabaja de manera coordinada con la Policía Bonaerense en San Miguel, No se chocan ni se pelean, trabajan en forma coordinada. Es un sistema municipal que tiene cientos de empleados, que cuesta mucho. Empezó hace diez años, fue creciendo y llegó para quedarse. Hoy nos brinda una fuerza muy importante, que está lejos de erradicar el delito de San Miguel, pero que nos permite vivir un poco más tranquilos. —¿Cómo evaluás la gestión de Sergio Berni? —En lo que va de su gestión, tuve la posibilidad de tratarlo dos o tres veces. Estoy agradecido de la atención que me dio, incluso para resolver dos o tres situaciones puntuales graves de San Miguel, algunas relacionadas con presos liberados. Fue valorable su predisposición y la de su equipo para resolver las cuestiones puntuales que le planteamos. Estoy agradecido por eso y espero que siga así. También fueron buenas ideas algunas modificaciones relacionadas con la organización de la Policía en los municipios. El tiempo dirá cómo terminan funcionando. Se pretendió dar un papel más influyente a los intendentes en esa mesa de la Policía, algo que en San Miguel en particular ya estábamos logrando, pero que empezó a potenciarse y consolidarse. En ese sentido puedo hablar bien de la gestión. No quiero decir mucho más, porque van muy pocos meses y en una situación muy excepcional. Tampoco sé hacia dónde apunta con lo que hace. —Una conjetura dice que Sergio Berni está construyendo una carrera política con el objetivo de ser candidato a gobernador o incluso algo más importante. Vos además sos intendente de un lugar donde Aldo Rico ocupó ese cargo. Si se va a Escobar, se encuentra Luis Patti, que también fue intendente. Luego, Rico fue ministro de Seguridad Bonaerense. Se percibe en el Conurbano una cierta demanda de mano dura. En San Miguel además está Campo de Mayo —Es cierto que a Berni se lo ve en una posición muy protagónica. No sé hacia dónde va ni si terminará convalidándose. Una personalidad de ese tipo, que habla con tanta espontaneidad, revela mucha preocupación y mucha mano dura sobre la delincuencia, genera atracción. No desconozco eso, pero no puedo decir mucho más. El votante del Conurbano tendrá en cuenta muchas cuestiones. Hay que ver a quién representa Sergio Berni, de quién está acompañado, quién es su adversario. Queda mucho por recorrer. No subestimo para nada a la gente. La gente que quiere seguridad no se va a dejar guiar solamente por lo que escuche de Berni en la televisión. Reconozco que es un tipo de discurso atractivo en el Conurbano. En general, la gente vive muy preocupada, muy intranquila. —Aldo Rico fue a tu asunción de vos como intendente. —Estuvo. —¿El MODIN es parte de tu coalición (n. de la r.: Movimiento por la Dignidad e Independencia, el partido Aldo Rico)? —No hay una coalición. Pero debo decir que desde aquella elección del año 2011, en la que Joaquín de la Torre le ganó a Aldo Rico, él se comportó muy bien con la gestión. Tanto con Joaquín como en mi mandato. —¿Es querido en San Miguel? —Tuvo mucha influencia sobre el pueblo de San Miguel, su gestión fue muy valorada. Los 300.000 vecinos lo escuchan cuando va a los medios nacionales. Quiero reconocer su apoyo, su buena compañía, en todos estos años. El anuncio de la quita de coparticipación a CABA delante de los intendentes de Juntos por el Cambio no fue un buen gesto —¿Hay paralelismo entre la figura de Berni y la de Rico? —La gente ve un discurso en común. No quiere decir que en un candidato más moderado y con otras características no pueda encontrar confianza en temas de seguridad. Ambos tienen una manera tajante. —¿En San Miguel tuvieron problemas de tomas de tierra? —Tuvimos algún percance muy menor. Lo pudimos resolver gracias al aviso inmediato de los vecinos. Ayudó a que se disipará rápido la situación. Estamos muy atentos y preocupados para que estén bien cuidados los lugares tanto municipales como privados. Nos preocupa mucho, por los dueños, que tiene derecho a mantener la propiedad, pero sobre todo por una cuestión urbana. Para un intendente, para un municipio, para una gestión en que se genera la usurpación de una manzana en medio de determinado barrio, de dos manzanas, de un campo en determinada zona es tirar años y años por la borda. Los intendentes y los equipos que nos acompañan, tomamos decisiones para eso. —¿Las tomas rompen la planificación urbana? —La planificación está en todas las áreas, desde obra pública hasta salud, transporte o educación. Una irrupción tira realmente por la borda todo eso. Es un fracaso para una comunidad organizada. La liberación de presos influyó mucho en la seguridad de la provincia de Buenos Aires —Respecto a la toma de tierras como en el tema de inseguridad coinciden Patricia Bullrich con Sergio Berni. ¿Se podría decir que Berni viene a cooptar votantes que podrían ser de Juntos por el Cambio? —Es algo que escuché bastante últimamente. Sergio Berni está teniendo mucho protagonismo pero a la vez está muy expuesto. Quedan muchos meses por delante hasta lo electoral. Veremos qué sucede a mitad el año que viene, Me parece muy bien que lo haga el periodismo. Pero salvo en medidas muy menores, limitadas y reservadas, no me gusta y me parece mal que los políticos estemos hablando mucho de lo electoral. Tenemos funciones ejecutivas que cumplir. Es algo de la cultura política que debe cambiar. La gente está preocupada por salir a trabajar mañana y volver a su casa. —¿Con qué discurso te sentís más cómodo: con el Patricia Bullrich o con el de María Eugenia Vida? —No elegiría uno u otro. Me sentí muy cómodo con María Eugenia, hablé mucho con ella. De haber seguido en la provincia, hubiera sido algo muy positivo para todos los argentinos. Por su vocación, sus valores, lo que tenía pensado para la provincia. Me parece una lástima para el país que eso no haya sucedido. Espero que pueda tener un lugar de protagonismo en los próximos años de la Argentina. Y valoro también muchas de las cosas que dice Patricia Bullrich. No me siento obligado a elegir entre una u otra. Veremos qué pasa el año que viene en lo electoral. Quizá haya un espacio que reuna las dos miradas.

Fuente: Perfil.com

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